Mari Carmen Santoja y Gloria Van Aerseen. Gloria Van Aerseen y Mari Carmen Santonja. Tanto monta, monta tanto. Durante más de tres décadas, el secreto mejor guardado de la música española. Un plato para gourmets. Un libro de culto. Una película para un reducido grupo de iniciados. Música minoritaria a pesar de que el dúo facturó algunas de las canciones más hermosas que se han compuesto en este país (y en cualquier otro país de este y otros planetas, de esta y cualquier otra galaxia donde se componga algo parecido a la música). Pero es que las Vainica Doble eran de armas tomar. Pasen y vean. Sigan leyendo, aunque antes debo advertir: las canciones de las Vainica Doble son altamente adictivas. Luego no se lamenten.
TEXTO: Rafael Calero (escritor y poeta). / ILUSTRACIÓN: Andrea Gestal González.
Gloria Van Aerseen (1932-2015), nació en Dos Hermanas, en Sevilla, de padre holandés y madre sevillana. Carmen Santonja (1934-2000) lo hizo en Madrid, aunque pasó su primera infancia, por culpa de la Guerra Civil, en Euskadi. Ambas tuvieron la suerte de crecer en ambientes familiares en los que a la cultura, en general, y a la música, en particular, se le daba una gran importancia. Así que más o menos estaba cantado que las dos niñas se dedicarían a alguna actividad relacionada con el arte. Desde muy pequeñas, ambas pintaban, cantaban de maravilla, tocaban algún instrumento, estaban interesadas en el teatro, en la escultura y la artesanía, entre otras muchas disciplinas artísticas. Un día, el azar cruza sus caminos. Así lo contaban los propios hijos de Gloria: «Todo empezó cuando conoció a la tía Mari Carmen en una parada de autobús. Estaba silbando Tanhauser y nuestra madre se acercó y se unió a ella silbando una segunda voz, y a partir de ese momento se hicieron inseparables (…)».
A partir de entonces, se reúnen casi a diario en la escuela de Bellas Artes de Madrid, donde también coinciden con Elena, la hermana de Carmen, (que se haría muy famosa por dirigir y presentar en TVE durante los años ochenta el programa de cocina Con las manos en la masa) y con la gran Chus Lampreave, a quien todos conocemos por su carrera como actriz, en numerosas películas del cine español, pero sobre todo en las de Pedro Almodóvar.
Un día de 1968, Gloria llama por teléfono a Mari Carmen y le dice que ha estado viendo por televisión el Festival de la Canción de Benidorm y que aquello era una basura de dimensiones bíblicas. Así que ha tenido una idea: formar un dúo compositivo con su amiga para escribir canciones. A partir de ese momento empiezan a componer, a escribir letras de canciones, primero para otros intérpretes, pero pronto se animan a grabar sus primeras composiciones. Gloria se encargará de cantar y Carmen de escribir canciones. Para tocar los instrumentos se rodean de amigos, aunque ellas también tocarán guitarras y piano, sobre todo.
Discografía
Entre 1970 y el año 2000, año en que muere Mari Carmen, las Vainica Doble grabaron unos cuantos singles y siete álbumes originales, hicieron una recopilación y regrabaron algunas de las primeras composiciones para ponerlas al día: Vainica Doble, (Ópalo, 1971), Heliotropo (Columbia, 1973), Contracorriente (Movieplay-Gong, 1976), El eslabón perdido, (Guimbarda-CFE, 1980), El tigre de Guadarrama (Guimbarda-CFE, 1981), Taquicardia (Nuevos Medios, 1984), 1970 (RNE, 1991) Carbono 14, (Polygram, 1997), Coser y cantar (BMG-Ariola, 1997), Miss Labores (Elefant, 1999) y En familia (Elefant, 2000).
Sus discos están llenos a rebosar de canciones maravillosas. Porque Mari Carmen y Gloria escribieron algunas de las canciones más bonitas (creo que esta palabra define muy bien el universo vainiqueño) de la música española. Algunas de ellas son Habaneras del primer amor, Elegía al jardín de mi abuela, Un metro cuadrado, El tigre de Guadarrama, Déjame vivir con alegría, Taquicardia, Quiero tu nombre olvidar, Ser un Rolling Stone, La ballena azul, Cartas de amor, El duelo, Desde que eres mi ‘marío’ ya no te quiero o Sígueme, a mi entender una de las cumbres compositivas de la historia de la música. Y no exagero. Todos sus discos están repletos de pequeños detalles que las hacen geniales, versos que parecen casuales, que están ahí como por casualidad, pero no, están en el sitio perfecto, y resumen toda una filosofía de vida, la de estas dos mujeres geniales.
Durante todos estos años, la carrera de Gloria y Mari Carmen, siempre fue, como dice el título de su tercer disco, a “contracorriente”. Odiaban las actuaciones en directo, así que se prodigaron muy, muy poco. No les gustaba nada hacer televisión, así que fue rarísimo verlas aparecer en ese medio. Odiaban las entrevistas, tanto en prensa como en radio. A ellas lo único que les interesaba de verdad era la música. Sentarse a escribir una buena letra, componer una melodía brillante con la guitarra. Lo demás era accesorio. Más de una vez entraron en el estudio de grabación por insistencia de sus amigos. Por ejemplo, en 1984, Mario Pacheco, factótum de Nuevos Medios, insistió hasta la extenuación para que grabaran un disco. El resultado fue Taquicardia, probablemente su mejor disco, en el que colaboraron un montón de buenos amigos, como Pablo Guerrero, Ángel Muñoz, el Reverendo, Luis Pastor, Antonio Vega, Carlos Berlanga, etc.
«A ellas lo único que les interesaba de verdad era la música»
Además de en sus discos, la música de Vainica Doble, juntas o por separado, se puede encontrar en bandas sonoras de películas, en cabeceras de programas y series de televisión, en obras de teatro. Fueron estrechas colaboradoras de Jaime de Armiñán, a la sazón marido de Elena Santonja y por tanto, cuñado de Carmen. Suyas son las músicas que se escuchan en series de televisión como Refranes, Las doce caras de Eva, Suspiros de España, Juncal o Celia. También compusieron músicas para películas como Furtivos, de José Luis Borau; Un, dos, tres… al escondite inglés, de Iván Zulueta (quien, por cierto, les hizo la portada de varios discos, como Contracorriente); Clímax, de Paco Lara Polop o Carola de día, Carola de noche y Al servicio de la mujer española, de Jaime de Armiñán. Como les encantaba el cine, no era raro verlas haciendo cameos en numerosas películas: Entre tinieblas, de Pedro Almodóvar; Escopeta Nacional, de Luis García Berlanga; El cochecito, de Marco Ferreri, La niña de luto, de Manuel Summers, o Leo, de José Luis Borau. También compusieron, como hemos señalado, canciones para otros intérpretes. La más afortunada fue Luz Casal, para quien escribieron, juntas o por separado, canciones como Voy a por ti, las archipopulares Rufino, Un día marrón, o la magnífica Lo eres todo, tema por el que recibieron un Premio Ondas en 1997 a la mejor canción española de aquella temporada.
De las Vainica Doble se ha dicho mucho y todo bueno: que si eran poliédricas, que si eran feministas cuando en este país ni se sabía lo que era eso, que si estaban interesadas por la ecología cuando nadie lo hacía, que si eran libérrimas y libertarias… Se les ha llamado ácidas, irónicas, inteligentes, tiernas, cultas, cosmopolitas, modernas, costumbristas, adalides del buen gusto, carentes de prejuicios, críticas, sensibles, elegantes, sutiles, iconoclastas, heterodoxas, herejes, brillantes, amargas, dulces, lúcidas, crueles, escépticas, innovadoras, nostálgicas, intrépidas, etéreas, psicodélicas, románticas, bohemias, hippies, irrepetibles. Se les ha llamado, muchas veces, una cosa y la contraria. Y bien mirado, todo es cierto. Mari Carmen y Gloria escribieron libros, ilustraron los propios y los de otros autores, pintaron durante toda su vida, exponiendo muchas veces, siempre con gran éxito de público y crítica. Pero, por encima de todo, estas dos brujitas buenas de cuento gótico amaban la música, la clásica, el folk, el jazz, el flamenco, el rock. Amaban sobre todas las cosas a Schumann, a Debussy, a Falla, a los Rolling Stones, a Traffic, a Jimi Hendrix, a The Who, a Paul McCartney y a los Beatles.
«El disco más caro de la historia de la música española ha sido una copia del primer elepé de las Vainica Doble»
Por todo ello, y a pesar de que nunca lograron llegar al gran público (lo más cerca que estuvieron de eso fue a través de los éxitos que compusieron juntas o por separado para Luz Casal), y siempre fueron una opción minoritaria, existe toda una legión de seguidores diseminados, aquí y allá, que se declara adicta a la obra de Mari Carmen y Gloria. Gente como Fernando Márquez, el Zurdo, autor de un recomendadísimo libro sobre ellas, Carlos Berlanga, Ibon Errazquin, El Gran Wyoming, Moncho Alpuente, Luis Eduardo Aute, Kiki D’Aki, Juan de Pablos, Carlos Tena, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Vega, la Rata de Antequera, Paco Clavel, Pepe Nieto, Javier Aramburu, Germán Coppini, Jaume Sisa, Pauline en la la playa, Nacho Canut, Pedro Almodóvar y muchos otros se han declarado seguidores incondicionales del dúo. Como dato curioso hemos de decir que en la actualidad los discos originales del dúo están muy cotizados. Basta con decir que el disco más caro de la historia de la música española ha sido una copia del primer elepé de las Vainica Doble por el que un coleccionista japonés pagó la nada desdeñable cifra de 2.700 euros.
Decía Jaime de Armiñán que las Vainica Doble eran un lujo que no nos merecíamos. Yo creo que en realidad fueron otra cosa. Fueron un acontecimiento para el que no encontramos explicación racional, un hecho extraordinario y maravilloso. Algo así como un milagro. Un bendito y sublime milagro.
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