Cuando a la prosa de la poesía gaditana se le añade un compás de tres por cuatro, nace el Carnaval de Cádiz. Esta popular fiesta que florece por el mes de febrero, ha servido tradicionalmente como altavoz de un pueblo que fuera cuna, allá por el 1812, de la primera Constitución española en reconocer la libertad de imprenta y luchar contra la censura.
TEXTO: Nerea Núñez.
Siguiendo los pasos de sus antepasados, los gaditanos han hecho uso del Gran Teatro Falla como medio de difusión de sus ideales y pensamientos, haciendo llegar al público todo tipo de críticas y problemas sociales. Sobre estas tablas se ha combatido el hastío social, y la trémula nube de contagiosa apatía se ha visto, en ciertas ocasiones, derrotada ante unas voces que han gritado indignadas e irritadas. Se ha cantado en innumerables ocasiones a la corrupción, a la desazón política, la inmigración, incluso a la iglesia y sus obispos. El feminismo, la lucha por la igualdad y el derrocamiento de la sociedad patriarcal, también ha tenido voz en esta contienda de coplas.
Violencia
El maltrato físico hacia la mujer ha sido el tema por excelencia en innumerables letras de carnaval. Este tipo de violencia, la punta del iceberg, ha recibido más condolencias que cualquier otro asunto ya que, durante años, ha sido la única forma de maltrato condenada. Con el paso del tiempo, la lucha feminista y la conciencia social ha llevado a que se reconociera como forma inequívoca de agravio el daño psicológico que, a base de palabras y restricciones, marchita de la misma manera a una mujer.
Tratando de mezclar un supuesto que agrupe y refleje ambos tipos de maltrato, nace “Con permiso, buenas tardes, vengo pa’ que me detengan”. Así reza el pasodoble de Los Piratas de Martínez Ares, una comparsa del año 1998 que expuso sobre las tablas del Gran Teatro Falla la historia de una mujer que, después de asesinar a su agresor, se entrega voluntariamente a la policía. “Él solo buscaba una criada, una esclava, una mujer para parir”, se explica esta víctima martirizada por la violencia machista.
En su letra se describe a una señora de “cuarenta y pocos años” que no ha conocido otra vida más allá de las cuatro paredes de su casa, que se desvive por su hogar mientras que él tiene una querida a la que valora y aprecia tratándola como “una duquesa”, dejando a la madre de sus hijos relegada a insultos y menosprecios.
“Justicia no pido yo, que conmigo no la ha habido. Quién me paga este dolor y la pena de mis hijos. Así que ya sabe usted, haga lo que haya que hacer, póngame una soga al cuello, porque por primera vez no tengo miedo”. Finaliza la arenga de una mujer que, aunque pase el resto de sus días en la cárcel, dejará de ser maltratada por su agresor.
También, al hilo de este tema, en 2010, Jesús Bienvenido presenta Los Santos, y con ellos un pasodoble profundo e hiriente en homenaje al olvido al que quedan sometidas las víctimas de violencia de género, quienes, tras perder la vida, solo dejan un nombre que se suma a una lista, por desgracia interminable, que día a día va creciendo. “Nombres, quedan sus nombres, pero no están sus vidas, se las arrancó el delirio, y aunque olviden las Olvidos, no se cierran las heridas”, reza esta copla gaditana.
El ingenio de la letra de Bienvenido se desarrolla en nombres de mujeres: Dolores, Socorro, Martirio; nombres que conllevan la persona y el sufrimiento. “Aunque griten las Rosarios y se entere el vecindario no hay Ángeles ni Remedio”.
Esta copla sentencia la desgracia que “haber nacido mujer, del vientre de otra mujer, es su alegría, y su orgullo y su condena”, y sentencia: “Malditos sean los hombres que acaban con las mujeres y solo dejan listas de nombres”.
Machismo y micromachismos
El patriarcado, ese fenómeno social que, históricamente, ha sido motor del machismo, se mantiene gracias a una serie de cánones asumidos de forma íntegra por la sociedad. Qué tipo de ropa lleva una mujer, y si eso ha sido motivo o no de violación sigue siendo un tema que, desgraciadamente, se continúa cuestionando cuando un caso de agresión llega a los tribunales. Esto se debe a uno de los dos factores o líneas que sustentan el machismo: el factor material, aquel que se basa en hechos objetivos como es el caso de la vestimenta o las propias leyes.
Por otro lado está el factor psicológico, a través del cual que es aquel que se instaura sobre el pensamiento y la conducta de los individuos, por ejemplo, el pensar que una mujer debe permanecer en casa porque el hombre es el que debe ganar el dinero para mantener el hogar y la familia.
De esa sucesión de actos que socialmente están absolutamente asentados y aceptados, nace, en 2016, esta letra de Germán Rendón. “Mientras tu falda mida vuestra dignidad y sea carne para hablar a tus espaldas”, “mientras eduquen que no debes provocar, y algún baboso te incomode mientras andas”, “mientras que libre hagas lo que te venga en gana y seas la puta, y seas la guarra”, “mientras que un hombre sea más hombre, y a ella se le felicita por ser bonita”, “mientras trabajar sea diferente cuando cobres”, “mientras que te llamen feminazi por lo que te corresponde”. Esta lista de costumbres cotidianas que las mujeres sufren diariamente son reprochadas por la comparsa OBDC: La vida es bella, para concluir que “mientras el machismo se siga aceptando y caminando entre nosotros como si nada, lamentaremos entre llantos, todos los días del año, mujeres asesinadas”.
«La manada»
Abuso o agresión. Ahí reside el que, desde hace más de un año, se ha mantenido en el foco de atención mediática en materia de género. Las calles se han llenado de mujeres y hombres que, teñidos de morado, han gritado proclamas como No es abuso, es violación, Si tocan a una, nos tocan a todas, o el famoso Yo sí te creo. El caso de «La manada», y el juicio que se ha desarrollado en torno a él, ha colmado las portadas del país enfureciendo a una sociedad que, desde el veredicto popular, no entiende la decisión alcanzada por los letrados. Esta sentencia también ha sido reivindicada desde la prosa carnavalesca y, aunque han sido muchas las coplas que han versado sobre este tema, hay una que merece especial atención.
Como guerreras incansables contra el machismo y la injusticia penal que esta España ha asistido, se presentan en 2018 Las irrepetibles, quienes utilizaron el primer pase en el Gran Teatro Falla para gritar con “Hoy me confieso” un alegato claro y directo contra esta famosa y despreciable Manada. La doble moral de esta sociedad cínica y machista se ve firmemente señalada con afirmaciones como: “Si es por trabajar a nadie le importa que salga de noche y en falda corta, pero si me arreglo para ir de fiesta soy una golfa”.
En respuesta al letrado que decidió contratar a un detective para que siguiera los pasos de la menor para, luego, utilizar su “vida normal” en contra de víctima, estas joven sentencian: “No soy yo quien merece que me condenen, me encierren y me vigilen”, para continuar alegando: “Yo se lo firmo si usted lo pide, no necesita más detectives. Que aquel día pensaba que me moría, y después de esquivar la cornada de aquella manada salgo y celebro cada mañana que sigo viva”.
Esta lucha que comenzara contra la conducta despreciable y repulsiva de cinco hombres, se ha trasladado al ámbito penal tras establecerse la sentencia recurrida por ambos lados que estipulaba que lo ocurrido debía ser considerado como abuso sexual, y no como agresión. En el pasado mes de enero, la Audiencia de Navarra estimó que los cinco sevillanos permanecerían en libertad provisional desde que esta se estableciera en julio de 2018, fallo que volvió a incendiar la opinión pública y a cuestionar las acciones que los jueces estaban aprobando. De esta forma, y en respuesta a las decisiones tomadas por los letrados, una comparsa de Tocina se presenta en el Gran Teatro Falla. “Yo la quise acostar, no me quiso besar, anda rara conmigo”. Así se expresan estos padres, componentes de la comparsa A base de palos, que se lamentan del comportamiento de su hija adolescente.
Sin embargo, donde ellos solo ven una actitud rebelde asociada a la edad, la cabeza de su pequeña está preocupada intentando dar respuesta la catastrófica y machista realidad que observa cada día. “Rota su inocencia llorando ha preguntado Dime papá por qué en esta vida siempre ganan los malos”. “Por qué siempre las niñas tenemos que ir con miedo”.
Esta inocente letra se torna en una feroz crítica contra los jueces españoles, los mismos que están dejando pasar tiempo y dotando de libertad a aquellos que, con sus actos, le han robado la vida a tantas mujeres. Y así, personificando a cualquier juez que, además de su profesión, sea padre, esta comparsa concluye: “Dímelo tú que eres mi padre, y para colmo eres juez. […] Que yo no entiendo de leyes, solo escucho a mamá diciendo que esto no se va a arreglar porque no queréis ustedes”.
Compromiso
El movimiento feminista tiene un mensaje claro, y es que en esta lucha todos somos partícipes. El compromiso y la conciencia social son cruciales en esta guerra que tantas vidas ha visto caer, y el silencio de los allegados no hace más que facilitar la tarea al agresor.
Al hilo de la responsabilidad y el deber en esta causa que a todos concierne, Martínez Ares crea, en 2016, la comparsa Los Cobardes, en cuyo pasodoble se detalla el duelo interno que siente una vecina que, diariamente, escucha gritos y amenazas en la casa de al lado. “Cualquier día te mato, después me suicido”, presencia esta vecina. “Se escuchan gritos, se oyen golpes: tú no eres nadie, una puta basura, y yo soy el hombre”.
A la discusión latente en el domicilio contiguo se suma el pensamiento culpable de la mujer. “Pase lo que pase esto no va conmigo”, “Cada vez es más fuerte su dolor y mi silencio”, “Llamo o no llamo, igual no es nada”, “Dios mío, los niños piden auxilio”, “Son cosas de pareja, no me puedo meter”. Estos juicios cruzan desesperados la mente de esta mujer que no se atreve a dar el paso, hasta que, finalmente, es demasiado tarde. Este trágico pasodoble culmina con la llamada de la policía a la mañana siguiente: “A su vecina María la han matado, no sé si usted se ha enterado”.
Una letra que duele al reconocerse tan próxima, una realidad que asusta al saberse tan real. Martínez Ares hace aquí una proclama esencial, básica y sustancial que viene a demostrar la importancia que tiene la unión para vencer los crímenes machistas.

Derechos LGTBI
Por último, y no menos importante, la lucha feminista tiene muchas aristas, y el reconocimiento y respeto a la homosexualidad se encuentra entre ellas. En el 2000, unos simpáticos ancianos daban vida al que sería el primer premio del concurso, Los del año catapún, una comparsa escrita y compuesta por Tino Tovar en la que se hace una conmemoración al amor homosexual entre dos mujeres.
“Pasaban ya las doce de aquella noche fría en la que entre las sombras sorprendí a dos amigas”. Así comenzaban estos jubilados que, presos de sus prejuicios añaden “no hubiese sido extraño ver a las dos charlando, si no es porque María besó a Lucía en los labios”. Y así, presos de la curiosidad por lo insólito, se quedan mirando a estas dos mujeres, haciéndolas llorar a causa de su indiscreción. “¿Por qué quise juzgar con mis prejuicios a otra persona?”, se lamentan los comparsistas, quienes finalmente deciden hacer esta copla para evocar a este amor tan puro del que habían sido testigo. “Pasaban ya las doce y decidí que una letra escribiría; se la debía a dos rosas, Lucía y María”.
Desde que en 2003 comenzaran a contabilizarse las muertes por violencia de género en España, a fecha de diciembre de 2018, ascendía a 977 mujeres asesinadas. El carnaval de Cádiz no es uno más de los megáfonos por los que resuenan los mensajes, rotos y desgarrados, de personas que creen que hay que denunciar esta lacra. Y la lucha no concierne solo a colectivos feministas, es un compromiso social en el que todas y todos pueden y deben aportar su grano de arena. No porque tengan hijas, hermanas, madres, primas, mujeres y amigas. No. Se debe contribuir porque nadie debería plantearse, antes de salir de casa, qué ropa ponerse para no ser violada. Nadie debería apropiarse de la vida de una persona por ser mujer. Nadie debería perder la vida o ser catalogada por la largura de su falda.
Comentarios: Sin respuestas