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Página principal > Luchadoras > “Siempre he creído que la música nos hace mejores personas y jamás nos defrauda”
9 abril 2018  |  Por Fátima Fernández Baena

“Siempre he creído que la música nos hace mejores personas y jamás nos defrauda”

Raquel 2
Raquel Andueza Soto nació en Pamplona, en el seno de una familia que dividía su tiempo entre los coches y la música. Sus padres eran socios del concesionario de la Volvo, pero también muy melómanos. Cuando se casaron compraron un piano y para cuando ella nació (es la pequeña de cuatro hermanos) ya había música por todas partes y, al mismo tiempo, vídeos en VHS de coches Volvo pasando test de seguridad. Tuvo, según nos cuenta, una infancia variada y bastante divertida, porque “crecí rodeada de corcheas, sistemas de seguridad, bujías, asientos ergonómicos y Bach”. Sus tres hermanos son músicos (piano, acordeón, trompeta, contrabajo, clarinete, canto…), así que no tuvo mucha opción de elegir otra cosa. “Estudié solfeo, violín y canto en el conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona –explica– y después me fui a Londres, con una beca del Gobierno de Navarra, a terminar los estudios. Y tuve la suerte, cuando volví, de estar en el lugar y el momento adecuados en numerosas ocasiones, así que empecé a trabajar muy rápidamente y a ser capaz de vivir de dar conciertos y cantar historias”.

– ¿Cómo llegaste al mundo del canto?

Desde que tengo recuerdo, me gustaba cantar (¡es que me gusta mucho cantar!). Mis tres hermanos pertenecían a una escolanía y supliqué a mis padres entrar a ella con seis años. Y después, aunque estudiaba violín, me quedaba escuchando en la puerta del conservatorio cómo hacían ejercicios los estudiantes de canto. Y dije “yo quiero educar la voz para poder cantar mejor en los coros”. Nunca tuve ambición de solista, todo fue viniendo solo.

– Una pregunta mal planteada: ¿Es difícil llegar a ser soprano?

[Risas] Soprano se nace. Es decir, todo el mundo es soprano, mezzosoprano, contralto, tenor, barítono o bajo. Depende de la estructura física personal. Pero luego uno puede decidir estudiar el canto de ese registro o no. ¿Es difícil llegar a ser soprano reconocida? Es una respuesta compleja. Depende de qué profesores te guíen y de tu facilidad natural, pero es una disciplina a la que hay que dedicarle tiempo, y mimar a la voz las 24 horas, puesto que te acompaña a todas partes, día y noche. No puedes dejar las cuerdas vocales en una cajita e irte de fiesta toda la noche. Llevas el instrumento contigo todo el tiempo y, aunque no hay que tener una obsesión con ello, hay que recordarlo para no hacerle daños innecesarios.

FOTOS: Michal Novak.

– ¿Has tenido en alguna ocasión algún problema por tu condición de mujer?

Realmente no lo he percibido. Coordino un grupo de música barroca y dirijo una discográfica junto al tiorbista Jesús Fernández Baena y, en ningún momento, he sentido que el hecho de ser mujer me haya podido perjudicar, o beneficiar el hecho de trabajar codo con codo con un hombre. O tal vez me haya sucedido y no me haya percatado.

– A finales del pasado año estuviste en Sevilla presentando un exquisito programa de La Galanía, Dimmi Amor, con arias de óperas italianas del siglo XVII. ¿Qué experiencia te ofrece el público sevillano como público cuando vienes al sur?

Cantar en Andalucía y, en particular, en Sevilla o Granada, me produce una ilusión especial. Cuando terminé los estudios mis primeros conciertos fueron allí, y el apoyo que una recibe cuando está empezando no se olvida. El público sevillano, en particular, es caluroso, exigente y cumplidor. Los conciertos siempre se llenan y ese calor y soporte se percibe en el escenario. Es una sensación maravillosa.

“Cantar en Andalucía y, en particular, en Sevilla o Granada, me produce una ilusión especial”

– También has estado dando clases magistrales a cantantes sevillanos. ¿Cómo ha sido la experiencia?

Sevilla tiene una tradición coral y musical enorme, y eso se percibe instantáneamente en el alumnado que acuden a las clases magistrales. En esta última ocasión encontré un grupo de estudiantes muy bien formado, con grandísimas posibilidades y mucho talento. Cada día que pasa me gusta más compartir lo que yo he aprendido y mi visión vocal y estilística de la música. Si te quedas para ti lo que aprendes, ese conocimiento se muere contigo al morir tú. Hay que expandir los pensamientos y visiones del trabajo de cada uno, para intentar aportar una semilla, una inquietud, a los alumnos que te están escuchando.

– Eres considerada la indiscutible reina del barroco. ¿Por qué te gusta tanto esta época y qué te aporta cuando cantas obras de este periodo?

La retórica me apasiona y, en este momento de la historia, sobre todo en el siglo XVII, la música se subordinaba al texto, las palabras eran las indiscutibles protagonistas. El concepto de recitar cantando me fascina y atrapa. Siempre digo que soy una cantadora de historias. Me gusta compartir con el público las tramas de las obras que interpretamos, y por eso siempre que canto en un idioma extranjero al país donde estoy, les hablo y les cuento el argumento de las normalmente enjundiosas historietas, que suelen tratar de pasiones, amores y desamores. Aparte del concepto lingüístico, las melodías y armonías del barroco me parecen de una belleza inconmensurables.

“El concepto de recitar cantando me fascina y atrapa”

– ¿En qué momento se encuentra la música antigua?

Creo que la música antigua, per se, está en un momento estupendo. Hay muchos grupos en el panorama musical español que lo están haciendo realmente bien, con mucha seriedad, formación y criterio. El problema es el de siempre: la falta de apoyo institucional a la cultura, la escasez de inversión en festivales, ciclos y cursos de música (ya no solo barroca, sino clásica en general), la presión presupuestaria que tienen los promotores de festivales, la cual transmiten, y con la que aprietan y ahogan a los intérpretes… El problema de la música antigua no radica en la falta de calidad y/o interés de los músicos ni del público, sino de los políticos que se olvidan del papel fundamental e indiscutible de la cultura, a la que casi no dedican tiempo ni dinero.

– ¿Qué te ha aportado?

Uf… Todo. Me lo ha aportado todo. Imagina estar rodeada de una belleza que te acompaña diariamente. Siempre he creído que la música nos hace mejores personas (sobre todo si, como intérpretes, dejamos los egos innecesarios en casa), y jamás nos defrauda. Ella siempre está allí, para acompañar tu estado de ánimo. Y, después, en el aspecto práctico, me ha dado la posibilidad de enriquecerme al lado de músicos y seres humanos excepcionales. Gracias a ella he conocido a personas (público, colegas, amigos y por supuesto amores, cómo no) que me han llenado y me siguen llenando mientras no dejo de aprender y disfrutar de y con ellos.

“El problema de la música antigua no radica en la falta de calidad y/o interés de los músicos ni del público, sino de los políticos que se olvidan del papel fundamental e indiscutible de la cultura, a la que casi no dedican tiempo ni dinero”

– ¿Consideras que la música antigua y su ámbito es machista?

Debo reconocer que he tenido bastante suerte. Sí que es cierto que he vivido algunos momentos muy desagradables e incómodos, como cuando un director de grupo me pidió que me diera la vuelta para mirarme de arriba a abajo, por delante y por detrás, para comprobar cómo me quedaba el vestido, y luego asentir contento “Así sí”; o cuando un promotor me regañó porque “hoy no vas muy escotada, Andueza”. En esos momentos tengo que reconocer que me paralizo, no se reaccionar. Mi abuela (la Abu) tenía siempre respuesta rápida y adecuada para cada momento, y siempre me acuerdo de ella cuando seis horas más tarde me brota de la boca lo que hubiera querido responder en el momento en el que me sentí humillada. En general, en el caso de las cantantes, siempre tienes un poco la presión de que tienes que ser joven y guapa para estar en un escenario.

Un muy buen amigo me contó que vio y escuchó a un director de festival decirle a un mito de la voz española “Perdona, no he ido a verte cantar, pero es que en la otra sala había una soprano joven y muy guapa, ¿qué quieres que hiciera?”. Tremendo, ¿verdad? Si esa soprano hubiera sido un hombre, sé a ciencia cierta que no se lo hubieran dicho. Y tampoco lo que dijo acerca de la joven y bella soprano que cantaba en la otra sala.

– ¿Te sientes tú concretamente valorada?

La verdad es que sí. Mucho. Me siento muy, muy querida por el público y por los directores de ciclos y festivales. Supongo que respetan el trabajo de investigación que hacemos en la música barroca y lo en serio que nos lo tomamos (a pesar de que yo de seria tengo poco, me cuesta mucho mantener la seriedad, incluso en los conciertos, siempre acabo haciendo bromas en el escenario). Por supuesto, siempre que me escucho a mí misma en grabaciones encuentro cosas que corregir, pero me dejo la piel y el corazón cuando canto, y creo que el público busca mucho más sentirse identificado, conmovido, que una técnica perfecta (lo cual no quiere decir que cuanto mejor sea, más fácil es expresar lo que quieres comunicar, evidentemente).

“En general, en el caso de las cantantes, siempre tienes un poco la presión de que tienes que ser joven y guapa para estar en un escenario”

– Creaste en el 2010 tu propio sello musical, Anima & Corpo. ¿Qué motivación tuviste para hacerlo?

Teníamos la idea clara del repertorio para el primer disco con nuestro grupo (Raquel Andueza & La Galanía): música europea del siglo XVII con textos originales en castellano. Es decir, no solamente música española, sino música encontrada en manuscritos europeos, pero que contenían música en castellano. El proyecto estaba lleno de canciones anónimas, y algunos jefes de las principales discográficas europeas a los que les presentamos la propuesta dudaban en aceptar el proyecto, puesto que era repertorio desconocido. Otros accedían, pero nos obligaban a ser ellos los que eligieran las propuestas musicales definitivas. Entonces fue cuando decidimos ‘liarnos la manta a la cabeza’, en plena crisis del sector, y fundar nuestro propio sello, para tener libertad y control absolutos sobre nuestros proyectos, y lanzamos nuestro Yo soy la locura. A la semana de salir el disco a la luz, en enero de 2011, nos llamaron de una gran discográfica que nos había rechazado, para que grabáramos con ellos los próximos álbumes. Dijimos que no. Seis discos después, no nos hemos arrepentido jamás. También debemos agradecérselo al público, que son fieles compradores de nuestros discos. Sin ellos no podríamos seguir avanzando en este sentido.

– Desde que creaste la discográfica habéis realizado una labor pionera de investigación y recopilación de obras inéditas. ¿Qué reacción habéis tenido de vuestros compañeros y compañeras de profesión?

Debo decir que fue Jesús Fernández Baena el que me metió el gusanillo de disfrutar con esta labor infinita de investigación. A mí, al principio, no me interesaba tanto; pero cuando me llevó de la oreja a la Biblioteca Vaticana (yo prefería quedarme de paseo por las calles romanas), a la sala de manuscritos, en el momento que descubrimos una chacona maravillosa, al comenzar a transcribirla se me puso el vello de punta pensando en el privilegio que estaba viviendo en ese momento, estando en ese lugar único y pudiendo ser capaz de copiar esa música sobre un papel para volver a interpretar algo increíble que desde el siglo XVII seguramente no se había vuelto a escuchar. Desde entonces disfruto como una enana. El proceso es increíble, sobre todo cuando llevas la partitura transcrita a un ensayo y comienzas a darle forma con tus compañeros, escuchando al fin el resultado y comprobando el entusiasmo y entrega de los músicos por participar en algo tan especial.

– La verdad es que no has parado de ampliar tu discografía tanto con el dúo con el tiorbista Jesús Fernández Baena como con tu grupo Raquel Andueza & La Galanía. ¿Qué te ha aportado cada proyecto?

Cada trabajo nos ha llevado más o menos un año de investigación y preparación del material, con lo cual el aprendizaje que uno se lleva al bolsillo con cada disco es muy notable… Aparte, cada uno de ellos ha sido muy distinto, con mayor o menor número de músicos, y todos y cada uno han enriquecido de una manera muy especial cada proyecto.

– ¿Qué habéis aportado al panorama musical?

Aparte de nuestra visión del repertorio, un pequeño legado de esas obras infrecuentes o escondidas, para que se descubran, se canten y toquen un poco más. Para mí es increíble ver (sobre todo ocurre en conciertos del programa de ‘Yo soy la locura’) cómo muchas personas tararean el texto conmigo mientras yo lo canto en el escenario. El público se sabe las canciones, es muy emocionante para mí, porque significa que somos un canal por el cual transmitimos conocimiento.

– ¿Con cuál de esos trabajos te sientes más satisfecha?

Es muy difícil elegir uno, la verdad. Siempre que sacamos un proyecto discográfico nuevo digo que es como tener un bebé (salvando las distancias, evidentemente). El proceso de gestación del disco es largo, y el día que llega desde la fábrica, con el plastiquito cerrado, la emoción y los nervios son indescriptibles. Así que no puedo elegir entre mis pequeños, sería como cuando les dicen a los niños “¿A quién quieres más, a tu papá o a tu mamá?”. ‘D’Amore e Tormenti’ me dio a conocer, ‘Yo soy la locura’ ha sido un disco que nos ha dado unas satisfacciones inmensas, ‘Alma Mia es posiblemente el disco con el repertorio más bello que hemos hecho hasta ahora… Difícil, difícil…

“Aparte de nuestra visión del repertorio, hemos aportado al panorama musical un pequeño legado de esas obras infrecuentes o escondidas, para que se descubran, se canten y toquen un poco más”

– Entiendo que amas la poesía lírica (con amor y desamor) del repertorio que cantas. ¿Podrías compartir algún trocito de letra que podamos considerar ‘feminista’, ahora que ha pasado un 8 de marzo tan reivindicativo?

En aquel tiempo la mujer era educada para quedarse en casa y cuidar de su marido e hijos y, afortunadamente, hubo mujeres valientes que se rebelaron contra aquello, como Barbara Strozzi, la primera mujer que vivió de la composición, o las pintoras Sofonisba Anguissola, que fue pionera en el acceso a la mujer a las escuelas de arte, Lavinia Fontana, que pintaba para ganar dinero mientras su marido se ocupaba de ayudarla y de cuidar la casa, o Artemisia Gentileschi, que retrataba heroínas bíblicas y pintó a los 16 años un desnudo femenino en su Susana y los Viejos.  En mi campo, los textos musicales no resultaban muy feministas. Considerando sobre todo que el 99 por ciento de los compositores que publicaban sus obras eran hombres, resulta fácil comprender el porqué. Sin embargo, Pietro Metastasio, en su Didone Abbandonata (texto que inspiró más de 70 versiones musicales) escribió este magnífico verso para Dido, reina de Cartago, cuando Iarba, un rey vecino, le pide que abandone su reino para casarse con él:

Son regina e sono amante,                             Reina soy, y soy amante,

e l’impero io sola voglio                                   y el imperio sola quiero

del mio soglio e del mio cor.                           de mi reino y de mi amor.

Darmi legge in van pretende                         En vano pretende darme leyes

chi l’arbitrio a me contende                           quien me delimita el albedrío

della gloria e dell’amor.                                 de la gloria y del amor.

Para la época esto era absolutamente excepcional, por más que resulte sorprendente para nuestra mentalidad del siglo XXI…

Inspiración vital

Una de las personas que más influido en la vida de Raquel Andueza ha sido su abuela, ‘La Abu’. “Se quedó viuda a los 41 años y sacó adelante tres hijos a los que crió y educó de manera excepcional, y nunca desfalleció. Es un referente de perseverancia, lucha y fuerza de voluntad (aparte de un ejemplo de inteligencia, carácter, ironía y sentido del humor únicos)”. En su profesión, prosigue, «me he encontrado con muchas personas que me han inspirado y me inspiran, pero ahora mismo las especialistas de la voz con las que estoy trabajando, Marianna Brilla y Lisa Paglin, que han dedicado su vida a encontrar la técnica perfecta del canto, a pesar de cualquier vicisitud, son otro ejemplo de personas que han hecho que mi perspectiva vital cambie y mis actitudes mejoren».
Aparte de las tres maravillosas mujeres que ha mencionado anteriormente, «quien más ha destacado y destaca en mi vida es mi madre. Ha sido un privilegio crecer a su lado. Es la persona más optimista que he conocido nunca, y tener cerca su dulzura, inteligencia, sensibilidad, educación y su visión de la vida me han hecho, sin duda, ser mejor persona».

– Siempre quieres ofrecerle más a tu público y, de un tiempo a esta parte, has parado unos meses tu carrera para irte a Italia con tus maestras. ¿Puedes explicar qué has estado haciendo y por qué?

Hace ya varios meses sufrí un percance con el coche donde a causa de un latigazo cervical se me giró la laringe y se me desplazó el hueso hioides. Tardaron un tiempo en diagnosticarlo y seguí cantando, hasta que poco a poco comencé a sentir dificultades. Los médicos me examinaban las cuerdas vocales y todo estaba en orden. Y yo seguía trabajando, hasta que una fantástica foniatra de Pamplona, Ana Martínez Arellano, encontró el problema. Con un tipo de terapia llamada Osteovox fue capaz de recolocar todo en su sitio, pero técnicamente yo me encontraba “desvencijada”, puesto que estuve haciendo cosas erróneas para suplir carencias durante los meses en los que no me encontraban qué me ocurría. Conocí a dos especialistas de la voz, maestras de canto, Lisa Paglin y Marianna Brilla, y en septiembre comencé la puesta a punto con ellas. Así que desde final de diciembre paré tres meses todos mis conciertos para trabajar intensivamente y finalizar este periodo. Uno aprende mucho estando en un proceso así, no solo de aspectos técnicos, que es evidente, sino de perspectiva vital. Cuando algo de esta magnitud sucede, todo sufre un cambio de 180 grados y la vida se ve distinta.

– ¿Crees que toda persona dedicada a la música necesita un ‘reseteo’ de vez en cuando?

No sé si un reseteo total, pero sí un reciclaje y un aprendizaje diario, continuo. Si nos estancamos nunca mejoraremos. El canto, como el tocar un instrumento, es un deporte, hay que entrenar día a día para estar en plena forma; hay que seguir investigando, no conformándose. Muchos cantantes dejan de tener mentores de canto, e incluso te miran extraños cuando admites que tú sí lo tienes, porque parece que está mal decirlo, o tenerlo. O te dicen “Pero si a ti no te hace falta”. Todos los deportistas tienen un entrenador, y lo necesitan. Nosotros, también, siempre que ese entrenador sea el adecuado, evidentemente. Es muy bueno tener un espejo en el que mirarse y que te digan las cosas que no están bien. Desde fuera se ven cosas que uno mismo no se da cuenta que hace.

“El canto, como el tocar un instrumento, es un deporte, hay que entrenar día a día para estar en plena forma”

– Tras este tiempo de reposo, ¿sorprenderás cuando vuelvas con algún programa inédito?

En principio tengo un calendario de conciertos marcado desde hace más de un año, con lo que los programas son los preestablecidos, pero sí que estamos preparando un programa titulado ‘Italia 1600’ en el que hay mucho, mucho repertorio inédito, y al que tengo muchas ganas de hincarle el diente…

– Para los profanos, entiendo que hay distintas escuelas de canto. ¿Cuál consideras que debería de primar para que las nuevas generaciones “no pierdan la voz” por el camino?

Pregunta compleja… Mis maestras dicen que “hay una manera de cantar bien y muchas de cantar mal”. Nos enseñan muchas veces a quitarle naturalidad a la voz, engolándola, oscureciéndola, dándole un peso innecesario, quitándole importancia al texto para que la voz suene “igual”, y nos hacen cantar tan fuerte, con la boca tan abierta, que fisiológicamente nos vamos perjudicando. Y lo que finalmente ocurre es que tras más o menos años de tratar la voz con “aditivos extra”, se daña. Esta pregunta daría para una entrevista entera, y quizá resultaría demasiado técnica, así que lo resumiré en que el respeto hacia tu voz, partiendo de la voz hablada, es lo fundamental. A partir de ahí se construye todo.

– Llevas muchísimos conciertos en tus cuerdas vocales en infinidad de países y escenarios. ¿Tienes alguna rutina o costumbre a la hora de salir a cantar? ¿En qué piensas?

Siempre tengo la costumbre de cantar la primera canción en el camerino justo antes de salir al escenario, como queriendo comprobar que la voz sigue ahí. Intento estar tranquila, respirar hondo, no pensar demasiado en la responsabilidad que tal o cual auditorio conlleva. Y después ya me lanzo al vacío, para disfrutar… Pero siempre las dos primeras canciones son las más complicadas para mí, donde inevitablemente tanteo el terreno, el público, controlo los nervios… A partir de la tercera canción ya comienzo a divertirme mucho más.

“Siempre he pensado que, seguramente, a los políticos no les interesa que la ciudadanía se instruya, lea, se cuestione problemas, porque si nos formamos no somos tan manipulables”

– ¿Se podría hacer algo desde las instituciones o la propia sociedad para valorar esta profesión tan maravillosa a la que te dedicas y, a veces, tan poco reconocida por ignorancia o inconsciencia?

Como he comentado antes, las prioridades hacia la cultura son mínimas. Siempre he pensado que, seguramente, a los políticos no les interesa que la ciudadanía se instruya, lea, se cuestione problemas, porque si nos formamos no somos tan manipulables. Con lo que respecta a la sociedad, aún también hay largo camino que recorrer. Me han preguntado muchas veces qué hago, y cuando respondo que soy soprano me dicen “Ah, qué bonito, pero ¿a qué te dedicas?”. Hay otras personas a las que les parece maravilloso, un poco exótico a la vez que extraño, aunque también sexy; y otra mucha gente que me trata mucho más en serio al saber que soy cantante de música clásica. Como en botica, hay de todo…

Discografía

Raquel Andueza y Jesús Fernández Baena
-‘D’amore e tormenti’, 2008.
Raquel Andueza & La Galanía (Anima&Corpo)
-‘Yo soy la locura’, 2011.
-‘In paradiso’, 2012.
-‘Alma Mia’, 2013.
-‘Pegaso’, 2014.
-‘Yo soy la locura 2’, 2015.
-‘Miracolo d’amore’, 2017.
Próximamente tienen dos proyectos en cartera con el grupo; uno con música italiana ya mencionado, ‘Italia 1600’, y otro de recuperación de bailes del siglo XVII, con melodías que se habían perdido (se conservan los textos y los patrones armónicos instrumentales de estos bailes). Estas melodías las ha reconstruido Álvaro Torrente, el musicólogo por excelencia especialista en el siglo XVII español.
Este año, además, vuelven a Japón en diciembre por segunda vez, y antes estarán en la Quincena Musical de San Sebastián, en un ciclo muy especial en el Café Comercial de Madrid, en varios festivales belgas, franceses, suizos y se van con La Galanía por primera vez a Hong Kong. “No nos va a dar mucho tiempo a guardar las maletas en casa…”, sonríe Raquel Andueza.

En breve…

-Una ópera: L’Orfeo, de Claudio Monteverdi.
-Una obra: El Lamento della Ninfa, de Monteverdi también. Fue ella la que me sedujo y me llevó al barroco.
-Un compositor: ¿Hace falta que lo diga? Pero Claudio comparte pódium con Juan Sebastián Bach, el sevillano Francisco Guerrero, Tomás Luis de Victoria, Francesco Cavalli, Antonio Cesti…
-¿Y una compositora?: Barbara Strozzi, no solo como símbolo de mujer compositora del siglo XVII, sino también porque sus trabajos son maravillosos.
-Un libro: Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago.
-Un verso: Varios. Un nuevo ser me nace a cada hora. / El que fui, ya lo he olvidado. El que seré / no guardará del que soy ahora / sino el cumplimiento de cuanto sé. (José Saramago, poema Enigma).
-Una película: La soga, de Alfred Hitchcock. Aparte de ser la primera película de él que vi, fascinada, fue una cinta pionera en su manera de ser rodada, con largas escenas continuas, un solo escenario (es una adaptación de una obra de teatro llamada Rope), el mayor diorama de fondo usado hasta entonces…
-Una diva: Madonna. Ya sé que no es la respuesta que esperabas [risas].
-Un deseo: Salud. Y que todos vivamos desde el amor. Desde ahí no podremos hacernos daño los unos a los otros.

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