Una mujer soñadora, positiva, luchadora y constante. Así es Sara Andrés Barrio (1986) una atleta paralímpica que ha pedido una excedencia en su puesto de profesora de Educación Primaria para prepararse de lleno como atleta profesional. “Si tengo una meta, voy a luchar hasta que la consiga”, asegura. Además, con su experiencia e historia de superación está ayudando a muchos jóvenes a través del congreso Lo que de verdad importa, un lugar donde todo gira alrededor de los valores.
–¿Qué destacarías del congreso ‘Lo que de verdad importa’? ¿Qué te ha aportado?
–Muchas cosas. La primera de todas, el descubrirme a mí misma, el poder contar mi historia y ver que puede ayudar a los demás. Hasta ese momento no pensaba que mi historia podía ser válida para otros. En segundo lugar, conocer a toda la organización y a todas las personas que vienen y nos escuchan. Luego, el feedback tan bueno y positivo, además de que al final es un poco terapéutico. Por otro lado, conocer a empresas muy potentes, como en mi caso Cantabria Labs, que me ha ayudado en este camino para llegar a ser atleta profesional.
–¿Qué le dirías a la gente que piensa que no puede hacer o superar algo?
–Es verdad que cada uno nos ponemos nuestros límites, están en nuestra cabeza. Creo que habría que romper un poco esa idea del “no puedo” y, por lo menos, hacer uso del “voy a intentarlo”. Si luego no sale, no pasa nada, pero no lo sabemos hasta que no lo hacemos. Darnos la oportunidad, probar y aunque no sea de la manera que te habías imaginado, hacerlo.
Habría que romper un poco la idea del ‘no puedo’ y hacer uso del ‘voy a intentarlo’
–¿Qué significó el accidente en tu vida? ¿Pensaste que la vida te estaba dando una segunda oportunidad?
–Al principio no me lo tomé así, evidentemente. Fue horrible, una época muy difícil, un duelo muy largo, pero sí que es verdad que en el transcurso de este tiempo había momentos en los que empecé a pensar que era una oportunidad. Al cabo del tiempo, con la ayuda de los psicólogos vi que tenía una segunda oportunidad para vivir la vida, que podía estar muerta y no lo estaba.
–¿Hasta qué punto son los valores importantes a la hora de enfrentarlo?
–Los valores que cada uno tiene son como los pilares, si te agarras a ellos, los abrazas con fuerza y los alimentas, crecen y eso es lo que te da ese equilibrio, esa constancia en tu vida, siempre puedes recurrir a ellos. Es verdad que no somos conscientes que los tenemos hasta que te ocurren cosas muy graves o, por lo menos, hay pocas personas que piensen en sus valores y por eso están estos congresos, para pensar en qué pilares fundamentales basamos nuestra vida y si nos apoyamos en ellos, posiblemente sea muy positiva la vida que vayas a llevar. Esos valores te definen y vas a vivir en coherencia con ellos.

–¿Cómo está valorado en el mundo del atletismo el papel de la mujer? ¿Piensas que en los últimos años se están dando nuevos pasos?
–El papel de la mujer siempre ha sido menos importante que el del hombre, también en el deporte. Es verdad que en los últimos años ya está esto cambiando, con referentes como Lidia Valentín, en halterofilia; Carolina Marín, en bádminton; o Ana Peleteiro, en triple salto. Creo que ahora empieza a haber referentes conocidos que puedan dar esa imagen de deportista, profesional y mujer y ojalá muchas niñas se fijen en ellas.
Eso es bueno para todos porque que haya referentes tanto masculinos como femeninos hace que más personas quieran realizar deporte y, por tanto, que la cultura del deporte sea más grande. Sí que está cambiando, pero cuesta como todo porque la televisión, la sociedad y los periódicos ponen el foco en lo más llamativo y en los deportes estrella: el fútbol masculino y poco más. Pero bueno, poco a poco, si se le va dando relevancia, aunque sea mínima, hace mucho. Ojalá llegue el momento en el que, en la televisión, la mitad del tiempo sea deporte femenino y, la otra mitad, masculino; ojalá.
«Ojalá llegue el momento en el que, en la televisión, la mitad del tiempo sea deporte femenino y, la otra mitad, masculino»
–Me hablabas de referentes, ¿cuáles han sido los tuyos en la vida? ¿Y en tu profesión?
–De vida, mi madre y mi abuela materna porque siempre fueron superluchadoras, mujeres con una fuerza increíble y, en todo, muy humanas, cariñosas y, por otro lado, dominantes; bueno, no dominantes, pero sí las que llevaban los pantalones en casa. [Risas] Ellas organizaban las fiestas, las reuniones, lo hacían todo, muy todoterrenos.
En el mundo del deporte, David Rudisha, Usain Bolt… y luego los paralímpicos, Teresa Perales, la saltadora Martina Caironi o Giusy Versace, también doble amputada. Para mí es como mi mamá dentro del mundo profesional cuando empecé a correr; ella me acogió y me dio muchos consejos. También el saltador Markus Rhem. Pero vamos, referentes cada día tengo uno nuevo. Sí que es verdad que cada uno sigue su camino y es bueno tener de referente a uno mismo.
–¿Tus próximos objetivos deportivos?
–El Mundial de Dubai en noviembre y, después, Tokio 2020, al que quiero llegar y, por qué no, conseguir una medalla.
–¿Y cómo lo afrontas?
–Con muchas ganas y responsabilidad, pero también con la esperanza de poder conseguir algo grande.
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