TEXTO: María Limón Navarro.
Nos sentamos en la terraza del hotel Sevilla Center, sede del Festival europeo de Sevilla, en una charla distendida con su director, Santi Amodeo (El factor Pilgrim, Astronautas), para desgranar algunas de las claves de ‘Las Gentiles’, película que ya está cosechando un gran éxito de asistencia de público y, lo más sorprendente, de público muy joven que cada vez acude menos al cine ya que su consumo audiovisual estás más basado en grandes plataformas como HBO o Netflix.
Dice el Festival que ‘Las gentiles’ está destinada a ser «una película de culto sobre la adolescencia, Las vírgenes suicidas de la era de Instagram caminando por las calles de una muy poco vista Sevilla. Ana, 17 años, da salida en las redes (en fotos, vídeos, animaciones y ácidos textos) al momento extraño que vive, más allá de los conflictos familiares y de identidad. Pasa que siente algo que no entiende por su amiga Corrales. En medio de todo eso, ella y su grupo de amigas entran en contacto por internet con otros adolescentes atraídos por la idea romántica del quitarse la vida. Una película honesta y emocionante con magnética fotografía en Alex Catalá, música de Bronquio y el propio Amodeo, y un grupo de jovencísimas actrices que darán de qué hablar».
–Enhorabuena, en primer lugar, porque ya de momento el éxito es rotundo en los pases que has tenido de ‘Las gentiles’. Al sacar la entrada había varias chicas adolescentes comprando y, la verdad, me sorprendió.
–Está yendo bien la verdad. No me gusta decir estas cosas porque soy supersticioso en el cine, pero la verdad es que se está llenando y había mucha gente joven en el pase de ayer. Me gustó mucho la reacción de los chavalitos. Me fui a la cama súper contento.
–El metraje es de 77 minutos. Inusual. ¿Acorde a los tempos de los adolescentes?
–Era breve de vocación. Han caído solo dos secuencias. Entendía que tenía que ir directo al grano. Es verdad que durante la peli te entran ganas de abrir este caminito o el otro, pero todo eso me lo cargué. Y también porque el 80% del off viene de chicas reales y muchas que se suicidaron de verdad y eso también da una narrativa. Y en verdad me da mucho coraje inventarme cosas, bueno, he tenido que inventarme cosas lógicamente, dramatizar las cosas pero abrir tramas paralelas. Si ya están aquí ya estas cosas. No son fragmentos de una sola chica, sino de chicas diferentes pero los fui uniendo.
El 80% del off viene de chicas reales y muchas se suicidaron de verdad
Santi Amodeo, director de Las gentiles.
–¿Y esos fragmentos cómo los has ido uniendo? La idea viene de hace muchos años. Cuéntame el proceso.
–Yo me encontré esto porque hubo una noticia hace un montón de tiempo sobre unas galesas, había chicos también, se suicidaron. En una semana se suicidaron como ocho o nueve de varios pueblos de Gales. Entonces me interesó, bicheé en las redes sociales. Una que se llamaba Bebo, era británica y empecé a engancharme al tema. Y de ahí empecé a entrar en redes, en blogs. Ahora lo tengo naturalizado pero yo tengo capturas de pantalla de mucha gente que se ha suicidado.
–Pero en relación a eso ¿Pasaba como en la película tuya que el final es una bofetada que no te esperas? Quiero decir, en esos textos que veías en las redes ¿pasaba igual? ¿De repente se suicidan sin que haya pistas claras de las que hayan dejado testimonio digital?
–Pues sí, eso parecía, y con un desenlace final de suicidio. Por ejemplo, en el caso de una chica de aquellas, que me remueve ahora mismo recordarla, ella de pronto te está contando «me he hecho la manicura, me he comprado no sé qué» y a continuación un día dice adiós, y lo que ves es a los demás diciendo frases de despedida como «los ángeles se apagarán» que aparecen en la peli, es tal cual.

–¿Y por qué chicas? ¿Consideras que son más vulnerables a esta tipo de situaciones?
–No, no. Es porque llegó a mí así. Llegó en femenino. Descubrí ese mundo. Eran textos que me encantaban. El universo femenino me interesa infinitamente más. Me gustaba las cosas que contaban y cómo las contaban. Cuando hablaban de sexo como hablaban, en un código más interesante. El otro me lo conozco un poco mejor. Pero en realidad no estaba muy pensado, simplemente llegó así. Pero yo me he criado solo por una mujer. Y es curioso, pero en entornos más cercanos se sabe. Soy muy rebelde con los tíos, y muy sumiso con las tías.
–A parte que te hayas documentado y hayas recogido de las redes esos testimonios, los diálogos son brutales ¿Cómo se construyen?
–Pues muchas veces poniendo la oreja. Yo tengo muchos sobrinos. Ese mundo me interesa y lo escucho, pero también mucho lo he construido con las actrices. Hay expresiones a las que ellas le han dado la vuelta. Por lo menos que al público adolescente si va, no les chirríe.
– La mirada de toda la película es desde las propias adolescentes. Y ahí asoman unos padres que a nosotros nos parecen una caricatura.
– Sí, claro, la mirada es siempre lo que ella ve, la protagonista, y ese humor es sacado de la realidad, que me da hasta coraje, que no es mío, es literal. Esa forma de escribir, esa ironía. A lo mejor yo he cambiado cosas para que la salida dramática a la que necesito que me lleve se consiga. Pero ese humor no es mío, y a mí también me divierte.
–La producción es tuya por primera vez. ¿Qué supone eso?
–La segunda, con la primera perdimos dinero. Si, ahora estoy con un socio Daniel Pérez Aztiarrega, amigo de todo la vida y lo he enredado. Eso me permite la libertad, no pasar por un filtro. El productor es un filtro a fin de cuentas. Le enseñas esto a un productor y te dice esto es muy raro y ya está muerto. Y no es donde debe morir. Si tiene que morir que muera en la financiación, pero no por el gusto de alguien que lo paralice. Además, en el cine todo el mundo que pone dinero opina. Seguramente con esta película no ganaré, pero no voy a perder, y la haces sin presiones metiendo al casting que quieras, al equipo que quieras y haces lo que te da la gana. Y si te equivocas, que te equivocas, claro, eres tú.
–El ocio que planteas vinculado a localizaciones maravillosas de la ciudad es universal por un lado ya que hay planos que podrían ser de cualquier ciudad del mundo y, en particular, en Sevilla muy real y con el río muy presente.
–Nosotros es que no teníamos figuración. Por ejemplo, cuando filmamos a los skeaters, les dijimos a los tíos y rodamos allí y la gente que estaba allí era la que estaba allí en ese momento en esa actividad. El botellón del río, igual.
–Siguiendo con el tema producción y ya fuera de la película, ¿tú crees que en ese debate eterno que se suscita muchas veces últimamente de si hay industria aunque sea pequeña de cine andaluz hay una respuesta clara?
–Sí, esas discusiones bizantinas existen. Y sí, a lo mejor se necesita dinero de Madrid. Aunque yo en esta película no lo he necesitado. Bueno sí, unos inversores privados y esos sí son lo que arriesgan, pero son de Madrid por casualidad. Pero la tele aquí es Canal Sur y la Junta de Andalucía, pero no han puesto un duro. Ni siquiera Movistar, que a lo mejor me la compra pero por ahora se ha rodado sin ella. A mí me parece rotundo que en Andalucía hay industria. Que es pequeña, sí, pero la industria audiovisual no es pequeña porque se producen muchas cosas, no solo pelis. Yo nunca le diría a mi hijo hace diez años dedícate al cine. Ahora en el audiovisual, con los paupérrimos que son todos los trabajos, se consiguen unos sueldos razonables. Aquí en Andalucía se genera dinero. Y mucha gente que conozco del sector, que hay mucha y vive bien.
A mi me parece rotundo que en Andalucía hay industria (audiovisual)
Santi Amodeo, director de Las gentiles
–Esta película es de lenta digestión. ¿Te lo planteaste como objetivo?
–No, no me lo planteé. Pero parece que está pasando eso. No era mi intención porque la historia viene de lo que te he comentado. Ayer me mandó una amiga cosas de Twitter e Instagram, y las chicas diciendo algo parecido. Me ha llamado la atención.
–Y para terminar y hablando de esas chicas. Aparecen adolescentes muy potentes. ¿Cómo se hizo el casting?
–Lo son, tú las conoces y es que lo son. Me he rodeado de muchas mujeres en el rodaje. Ahora ya hay muchas en los equipos. La ley cumple la función que tiene que cumplir. El cine está lleno de mujeres. En las teles mandan ellas.
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