TEXTO: Rafael Calero Palma (escritor y poeta).
Una mujer sube a un autobús.
Una mujer negra, menuda,
de mirada luminosa.
Y en silencio se sienta
en la parte delantera
de ese autobús
aunque ella bien sabe
que un acto tan simple como este
está prohibido y castigado
por las estúpidas leyes
racistas y segregacionistas
del lugar en el que vive.
Los blancos la miran con estupor
sin acabar de comprender
tanta desvergüenza.
Los negros la miran
con miedo –unos-
o con envidia –otros-.
Es un día de diciembre de 1955.
El lugar es el sur de los Estados Unidos.
La mujer se llama Rosa Parks.
Y ha tomado una decisión.
No volver a agachar la cabeza.
No volver a mirar al suelo
asustada y silenciosa.
Ha decidido que este es el momento
de empezar a romper las cadenas.
Y este día, en este autobús,
ha empezado a hacerlo.
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