TEXTO: María Limón/Comunicadora
La asociación Alianza por la Solidaridad de Andalucía propuso durante los meses de junio a noviembre de 2020 una campaña de incidencia social y política en Sevilla y Granada para visibilizar las distintas problemáticas de las mujeres negroafricanas en Andalucía. Esta campaña ha partido del curso “Mujeres Negroafricanas en Andalucía: Fronteras, Violencias y Propuestas de Acción”, que se ha desarrollado durante los meses de mayo y junio de manera virtual debido al estado de alarma por la COVID-19. Este taller está incluido en el proyecto Derribando Fronteras de Alianza por la Solidaridad. “La finalidad es promover un espacio de conocimiento sobre la situación que viven las mujeres negroafricanas residentes en Andalucía y acciones de apoyo a estas para conseguir sus derechos”.
El valor añadido fundamental ha sido el de la intervención no solo de investigadoras y trabajadoras de distintas asociaciones andaluzas y grupos de investigación (Roser Manzanera, Susana Moreno, Carlos Arce, Natalia de APDHA, Teresa de Fundación Cepaim y un largo etcétera) y las ponencias de mujeres negroafricanas, muchas residentes en Andalucía, como Blessing, Amina, Sylvie o Bombo Ndir, que, además, han participado, junto con Beatriz Suárez, en la investigación del informe que hemos ido estudiando durante el curso “Mujeres Negroafricanas y Derechos Humanos en Andalucía”. Han sido ellas mismas las que han puesto voz a las problemáticas a las que deben enfrentarse por el hecho de ser mujeres, negras y africanas, y nos han ayudado a entender mejor las fronteras visibles e invisibles y a pensar en posibles soluciones.
Las problemáticas identificadas colectivamente en sesiones on line fueron las siguientes:
-Racimachismo: infantilización por ser mujer y negra, desde la sociedad y las ONGs.
-Desconocimiento de la realidad de las mujeres negroafricanas (conocimiento basado en estereotipos).
-Apartheid laboral, racismo en el empleo, y en general dificultades de acceso al trabajo y “canales tortuosos” a la hora de saber qué hacer para conseguir un empleo y regularizarse.
-Dificultades de conciliación. La imposibilidad de poder acceder a una guardería impide que puedan trabajar. El alto precio que tienen las guarderías si no tienes acceso a una bonificación es una discriminación más.
A propósito de este último punto, hay aún activa una campaña de recogida de firmas con el objetivo de presentarlas en la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía y demandar soluciones. Aquí puedes apoyar.
Respecto al empleo, una preocupación prioritaria de las mujeres negroafricanas al llegar a nuestro país, y han sido muchos los debates donde coinciden la mayoría, es lo limitado del abanico de posibilidades laborales, a pesar de que en muchos casos estas mujeres, lo dicen ellas en primera persona, están cualificadas, y tienen amplia experiencia en determinados ámbitos como es el caso de los cuidados. Y curiosamente ha sido en tiempos de Covid, cuando más dificultades están teniendo aunque ya las tenían antes. Y ese es el caso de Silvie. Mujer senegalesa que lleva casi 20 años en España, y que actualmente reside en Granada. Hablamos con ella. Y nos trasmite muchas ideas clarificadoras a este respecto.

El último trabajo de Silvie terminó justo antes de la declaración del estado de alarma. Estuvo cuidando a una señora de las que tiene un magnífico recuerdo. “Ha sido como una madre, haciendo muchas cosas buenas por mí”. Pero en todos estos años la realidad en muchas ocasiones ha sido bien distinta. Silvie denuncia que son algunas organizaciones y entidades como Cáritas (se apuntó en muchos sitios) cuando se dirigen a ellas para encontrar trabajo en el ámbito de los cuidados las que les trasladan que sólo se piden mujeres españolas o latinoamericanas. “Me puse como una leona cuando me lo dijeron. No entiendo cómo ellos pueden admitir eso. Que nos den la oportunidad de que podemos hacerlo”. Ante la pregunta de por qué cree ella que eso sucede, de qué prejuicios estamos hablando, ella contesta: “porque somos negras”.
Silvie denuncia que sólo conoce un caso actualmente de una mujer negroafricana que está cuidando a otra persona de forma remunerada, pero sin dar de alta. Del ámbito institucional del sistema de la dependencia no conoce a nadie en Granada. Yo le comento que en Sevilla hay una mujer que lleva muchos años en el Servicio de Ayuda a Domicilio, Blessing, y que manifestó en el debate de los talleres que estaba casi segura de que era la única. Silvie nos comenta que en Granada se conocen todas, se reúnen, y conocen las situaciones de todas. Conoce por ejemplo algún caso positivo, como es el caso de una mujer amiga suya que se ha sacado el graduado escolar, y luego ha hecho cursos de FP, y actualmente está integrada legalmente trabajando de cocinera. Pero eso es una excepción, ya que en este caso su marido trabajaba y pudo hacerlo. La mayoría vienen solas.
La realidad es que tal y como manifiesta Silvie en muchos casos las personas migrantes vienen con estudios, y no sólo para cuidar a otras personas, pero existe la dificultad de la homologación. “Yo lo que pido es que nos den la oportunidad de desarrollarnos, de recibir cursos, y no sólo poder optar a la venta ambulante, al campo, o cuidar niños”. Cuando le pregunto qué querría hacer ella me contesta que le gustaría formarse en peluquería, pero que es caro y no puede. “La única dificultad que tenemos respecto a otras personas es el idioma y hacemos todo lo posible para que nos entiendan”. Yo le afirmo que yo la entiendo perfectamente. Y le deseo que ojalá encuentre trabajo pronto.
Tras este testimonio nos preguntamos cómo es posible que en tiempos de pandemia, y actualmente más recrudecida que nunca, no haya trabajo en el ámbito de los cuidados, ahora que hace falta más que nunca. Queremos indagar propuestas y argumentarios de colectivos que hayan alzado la voz en estos meses, y que incluso han tenido la posibilidad de interlocución con la Administración autonómica andaluza. Y es el caso de VI Andalucía, Movimiento de la Vida Independiente para las personas con diversidad funcional especialmente afectadas durante este tiempo. Hablamos con su presidenta, Coral Hortal Japón.
–¿Qué ha supuesto este tiempo Covid dentro del discurso, y el relato que defiende el movimiento VI Andalucía?
-La pandemia y el confinamiento están evidenciando lo que llevamos diciendo hace muchos años desde el movimiento de vida independiente: que la vida en las instituciones es una solución perversa para personas con diversidad funcional, y también para las personas mayores que necesitan apoyos para su vida diaria. La gran cantidad de fallecimientos en residencias contrasta con el número de fallecidos en sus domicilios habituales e incluso en hospitales. Al menos dos tercios de las personas fallecidas vivían en residencias. Por otra parte, la incomunicación y el aislamiento social al que se está sometiendo a las personas residentes nos parece una solución drástica que hace más vulnerables a estas personas psicológica y mentalmente y, por lo tanto, también implica una gran deterioro de su salud.
Las restricciones de atención sanitaria que se han dado al colectivo de personas mayores y con diversidad funcional en algunos casos, es un asunto terrible que raya con las prácticas eugenésicas y totalmente cuestionables desde la moral y la ética, así como desde la óptica de los derechos humanos.
Respecto a los cuidados y apoyos, está quedando patente que siempre la mejor opción es la que se da en el entorno habitual de la persona que precisa esos apoyos, que suelen ser prestados por la misma profesional, en un medio conocido y controlado por el usuario como suele ser el domicilio habitual. Lo índices de contagio en estos casos descienden notablemente respecto a los centros institucionales.
–¿Qué reflexiones se han lanzado públicamente desde vuestro movimiento? Y qué reuniones institucionales habéis tenido en este tiempo. ¿Han sido productivas, y se ha logrado algún compromiso?
-Desde el Movimiento de Vida Independiente, y muy en concreto desde VI Andalucía, nos pronunciamos desde el principio contra la criba sanitaria que prioriza a unos grupos de población sobre otros, debido a las preocupantes noticias que nos iban llegando. Al mismo insistimos en los beneficios de la asistencia personal frente a otros tipos de apoyo: residencias o ayuda a domicilio. Las residencias ya he explicado por qué. Respecto a la ayuda a domicilio tampoco es una buena solución porque los usuarios no tienen control apenas, siendo habitualmente las empresas del sector las que deciden quienes y qué apoyos se dan. Además a muchas personas durante el confinamiento se les retiró este servicio.
Por el contrario, las personas con asistencia personal han podido continuar viviendo como lo hacían habitualmente con los límites lógicos impuestos por la pandemia pero en igualdad con el resto de la población.
Respecto a las reuniones institucionales hemos tenido varios contactos con la Consejería de Igualdad, con el Director General de Personas con Discapacidad, con el Subdirector General, una comparecencia en el Parlamento en la Comisión de Discapacidad sobre asistencia personal y una reunión con la consejera de Igualdad. Y también hemos tenido diversas reuniones con distintos grupos parlamentarios.
A raíz de estas reuniones se ha solicitado por parte de algún grupo parlamentario la comparecencia de la consejera donde se le han formulado diversas preguntas sobre la asistencia personal en Andalucía y sobre el desarrollo normativo que estamos esperando desde hace muchos años. En la última comparecencia anunció que para 2021 va a haber presupuesto para la asistencia personal contemplada en la ley, y que se está trabajando en un decreto para el desarrollo normativo de la prestación, aunque sin fechas concretas. Según sus palabras el decreto está muy avanzado. No obstante, no es la primera vez que se nos promete esto.

–¿Consideras que la figura de asistencia personal, como ocurre en otros países, no solo es un derecho sino que podría generar mucho empleo de calidad si se cumpliera la ley?
-La figura del asistente personal como bien dices es un derecho porque el derecho en sí es a la vida independiente, y a día de hoy no existe ninguna herramienta que haya demostrado mayor efectividad para la vida independiente en lo que se refiere a apoyos humanos. Y por otra parte genera empleo de proximidad, y de calidad, fundamentalmente para las MUJERES, que es sobre las que recae este trabajo. Por cada persona que necesita esos apoyos hay un contrato.
Puede ser por tanto un nicho de empleo importante para muchas mujeres migrantes que actualmente están desarrollando ese trabajo de manera irregular debido a los numerosos obstáculos que se encuentran para regularizar su situación de residencia y, por tanto, su situación laboral. Es sabido que muchas personas que necesitamos apoyos humanos somos atendidas por mujeres migrantes, y en la mayoría de los casos sin garantías laborales ni sociales. La normalización de la asistencia personal cambiaría mucho esa situación. Y ese cambio repercutiría positivamente no solo en las personas más directamente implicadas sino también en su familia, y en el conjunto de la sociedad. Ganarían estabilidad y podrían aportar en las arcas del estado con sus cotizaciones.
–Según tu larga experiencia en el ámbito de la diversidad funcional ¿cómo es posible que haya una mayoría abrumadora de personas cuidadoras extranjeras fuera del sistema de dependencia, y prácticamente ninguna que trabaje como auxiliar de ayuda de domicilio, o dentro de los servicios que contempla la ley? Y en concreto el caso de las mujeres negroafricanas.
-Sí, curiosamente de entre todas esas mujeres migrantes que realizan trabajos de cuidados no suele haber mujeres negras. Y digo mujeres porque este trabajo es un trabajo absolutamente feminizado. En dos años que llevo de experiencia gestionando el programa piloto de asistencia personal no he coincidido con ninguna de ellas. Seguramente subyacen motivos racistas.
Terminamos esta crónica con las conclusiones construidas colectivamente de propuestas ante las problemáticas esbozadas en los talleres, aportando por tanto lo que es un clamor con voz propia desde las mujeres negroafricanas afectadas por la discriminación, y el racimachismo, y la imposibilidad de salir del círculo perverso de los tres años para regularizar su situación. Estas son las propuestas de acción que ellas apuntan que podrían mejorar su situación:
-Demandar a las ONGS que organicen cursos y formación ampliando el abanico de estudios. Formar en emprendimiento y autoempleo.
-Intentar romper con los estereotipos. Orientar, asesorar a las mujeres migrantes si quieren acceder a los certificados de profesionalidad (formación que han adquirido previamente en su país y que a veces se vuelve imposible convalidar aquí).
-Asesoramiento en autoempleo. Contar con el apoyo de madrinas y/o mediadoras.
-Pedir a empresas y administración que faciliten la conciliación.
-Visibilizar historias de vida de mujeres que sufren racismo en el trabajo.
-Realizar talleres por parte de las entidades y organismos, especializados en el asesoramiento sobre regularización y acceso al empleo, que se impartan de forma regular y puedan apoyarse en la financiación por la administración.
-Que las mujeres negroafricanas sean las que tengan voz y cuenten sus historias y experiencias. Visibilizar el trabajo de mujeres negras, feministas, que hablen no solo de migración, también de educación, economía, feminismos y gestión del territorio.
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