María Sabroso es sexóloga y terapeuta feminista. Titulada por el Instituto Andaluz de Sexología, formada en trabajo corporal, terapia de pareja, comunicación, codependencia emocional, crecimiento erótico y duelo. En este entrevista para La giganta digital nos acerca a la menopausia, una palabra aún difícil de nombrar para muchas mujeres.
– La menopausia es una etapa de cambios, a nivel físico, emocional, etc. ¿Qué implica a nivel sexual?
– Hasta hace muy pocos años el proceso de la menopausia se sostenía y construía a través de una visión médica que la consideraba una enfermedad carencial. Desde ese paradigma y mirada se le otorgaba un significado degradante en todos los ámbitos, físico, emocional y también sexual, así como ocurre con tantos otros procesos de las mujeres.
El discurso oficial sobre la sexualidad de las mujeres a cierta edad es muy invalidante sin que nos cuenten además que los procesos corporales que nos ocurren tienen su lado ventajoso.
Se concibe como un tiempo de déficit hormonal que ha de ser tratado sí o sí y que conlleva automáticamente descenso del deseo, sequedad vaginal, sofocos, depresión o el “principio del fin” de la vida sexual activa. Todo ello se configura, tal y como refiere Anna Freixas, en un lugar social y vital deprimente que refleja la idea de que si nuestra identidad social reside en la reproducción y en nuestra posición de objeto para la satisfacción sexual de los varones, entonces al no ser fértiles dejamos de ser femeninas, objeto y sujeto de deseo.
-¿Está bien entendida desde ese plano? (desde la experiencia con tus pacientes).
– En consulta trabajo con las mujeres en un acompañamiento orientado a desmitificar todo este proceso vital, a normalizarlo, a escuchar a cada mujer en sus dificultades propias, sin generalizaciones ni estandarizaciones de los caminos, a ver cómo lo que podríamos celebrar como una liberación las mujeres lo vivimos muchas veces con tristeza y desconcierto, como una etapa difícil y estigmatizante.
De cualquier manera, también muchas mujeres que han sido muy sintómaticas en sus reglas, viven la menopausia como una descarga física y mental, como un soltar algo incómodo y doloroso, también asociado al peso de la responsabilidad en los embarazos.
Mi trabajo como sexóloga y terapeuta feminista se orienta a verlo como un proceso natural que puede conllevar un renacimiento, una oportunidad de darle voz a la sabiduría de nuestro cuerpo.
– ¿Los síntomas asociados son a veces mentales, producto del peso de los valores sociales y culturales?
– Lógicamente las creencias culturales que nos atraviesan en occidente acerca de la menopausia se basan en una mirada estrecha de la belleza, de los roles sexuales, muy edadista y con poca flexibilidad estética y hacia nuestros cuerpos y sus variaciones a lo largo del tiempo.
Es inevitable que en una cultura como la nuestra que hace elogio constante de la juventud y la estira hasta límites insospechados y de formas artificiales, las mujeres acabemos viendo como una amenaza todo lo que nos ocurre a determinadas edades y épocas.
Nos falta un discurso alternativo que desmonte los patrones del Patriarcado e incluya a las personas mayores, a las mujeres mayores, dentro de los modelos legitimados de belleza, poder y presencia social.
María Sabroso.
– ¿Cómo se pueden aliviar?
– Teniendo en cuenta que cada mujer es única y a todas nos influyen múltiples variables como la edad, la situación afectiva- amorosa, familiar, laboral, el stress que mantengamos, si nos podemos sostener económicamente o estamos en la lucha por la supervivencia etc, habría que valorar primero el hecho de hacerse análisis de la función suprarrenal, para ver el nivel en que se encuentran las hormonas.
La facilidad en la vivencia de la transición menopaúsica irá determinada por el vigor de las glándulas suprarrenales y del estado de nutrición general, así como del hecho de no quedarnos paradas a esperar a que nuestros cuerpos respondan como siempre, sino aprender a hacernos agentes de nuestra salud y escucharnos bien por dentro.
En este sentido son recomendables ciertas pautas de salud tales como el ejercicio físico continuado y suave, bajar la ingesta de azúcar, mantener una dieta con conciencia y aumentar ell nivel protéico, no tomar a menudo cafeína ni comida pobre en nutrientes.
Es importante vigilar los niveles de vitamina C y el magnesio. En ocasiones será pertinente el uso de cremas con progesterona en el caso de sequedad vaginal y también tratamientos locales en forma de óvulos que se aplican directamente en la zona genital. Además salir a la naturaleza para tomar la luz del sol con moderación es fuente de bienestar.
Y sobre todo, bajar el nivel de obligaciones y responsabilidades, orientándonos hacia actividades que deseemos hacer más, compañías más nutricias y mayor conexión con nuestros deseos genuinos.
Como dicen muchas autoras, no se trata del principio del fin, sino de una larga etapa más en la vida de las mujeres.
María Sabroso.
– Se produce una doble exclusión, por ser mujer y por ser mayor. ¿Estamos preparadas las mujeres para eso?
– Indudablemente asumir un relato cultural que nos invisibiliza, nos amenaza con grandes problemas físicos y dificultades sexuales, con un discurso invalidante y deserotizante y como un déficit hormonal que ha de ser tratado médicamente sí o sí no es sencillo.
Desestructurar este discurso y observarlo y sentirlo como una etapa biológica más, semejante a cuando tenemos la primera menstruación pero con más sabiduría, tampoco es fácil.
En nuestra cultura los parámetros básicos de la validación de la mujer van de la mano de la delgadez, la belleza y la complacencia hacia los hombres, así como el atractivo sexual.
Si como dice Susan Sontag “los hombres maduran y las mujeres envejecen”, es muy complicado encontrar modelos legitimados de belleza madura, de sexualidad placentera y gustosa y no desde el déficit constante y además es complejo dejar de existir socialmente hacia los hombres y lo que en ocasiones es aún más doloroso, para otras muchas mujeres más jóvenes.
-Tras la menopausia, nos volvemos invisibles, aparecemos menos en medios de comunicación (salvo en anuncios como seres de orina fácil), en espacios públicos, y nos enfrentamos a muchos y negativos estereotipos y mitos. ¿Cuáles de ellos tienen que ver con los sexuales?
– Básicamente todos aquellos relacionados con el hecho de no ser deseables ni deseantes. También debemos romper el mito de que tras la menopausia el deseo sexual desaparece; que el interés de las mujeres a medida que se hacen mayores va disminuyendo.
El deseo es deseo: no hay un deseo antes de la menopausia y uno distinto después. El deseo, a lo largo de toda la vida de la persona, depende de las circunstancias personales, de tener o no pareja, del tipo de relación, del estado de salud, del bienestar psicológico y emocional que se tenga en esa época, etc.
María Sabroso.
– Las emociones consideradas ‘poco femeninas’ aparecen también. ¿Cómo las suelen tomar los hombres y cómo influyen en las relaciones?
– Se debería tratar de una época en la que la tendencia fuera a mirarse más una y más adentro, a tener que demostrar menos, a valorar lo conseguido, lo vivido y prepararse para lo por venir, a dejar de atender tanto las necesidades ajenas y colocar en el centro más las propias.
Esto unido al hecho de que normalmente se llega a una edad en la que la opinión ajena o la necesidad de agradar se han empezado a superar como pensamientos limitantes ocasiona que muchas mujeres comiencen a expresar emociones antes tapadas, a decir verdades, a sacar más la ira, la contundencia o lo que se piensa de verdad con menos temor.
Obviamente en una sociedad en la que las manifestaciones de rabia e ira por parte de las mujeres no son bien asumidas ni validadas y unido a esto el hecho de que la bajada de estrógenos nos hace menos sumisas, se hace patente una nueva forma de ser que se considera como signo de “poca feminidad”.
En esta época vital se suelen dejar a un lado las relaciones que ya no nos sirven para crecer o caminar y se es menos transigente con aquello que no nos aporta para vivir una mejor vida.
María Sabroso.

-La sexualidad es diferente? ¿Para algunas mujeres mejor? ¿Por qué?
– Para muchas mujeres se trata de una etapa de absoluta liberación, de saber lo que se quiere, cómo y con quién. No son pocas las mujeres que a esta edad o en estos procesos deciden separarse de sus parejas de larga duración e incluso muchas de ellas eligen a otras mujeres como nuevas parejas o amantes, en una orientación del deseo antes no explorada pero sí permitida ya desde una libertad interior mayor.
El discurso de que la menopausia no es tan grave y que no es una enfermedad, o que incluso puede resultar una época empoderante, está muy poco visibilizado.
Detrás de los cuerpos y los procesos de las mujeres aparece toda una industria farmacéutica que regula lo que hemos de hacer, vivir, ingerir e incluso sentir y desde ese lugar ‘conviene’ cierta patologización en pos de los beneficios de las corporaciones biomédicas y estéticas.
María Sabroso.
No existe un síndrome menopaúsico universal y es curioso cómo en sociedades en donde la menopausia supone un aumento en la posición social de las mujeres no se detectan tantos síntomas o variaciones en vivencia de la sexualidad o incluso ninguno.
-Resulta que los hombres también pueden pasar por una etapa parecida con síntomas incluso similares, pero poco se habla de ello.
– Por supuesto, tal y como dice en su libro ‘Feminismo Terapéutico’ María Forner, vivimos en un sistema patriarcal, capitalista, racista, capacitista y especista. Esto trae como consecuencia una identidad masculina que se nos muestra como estable, sólida e inmutable a lo largo del tiempo, falsedad que se cae por su propio peso al trabajar de cerca con los hombres y sus procesos vitales.
Si la menopausia no es un proceso empoderante sino que tiene un significado de degradación y de enfermedad carencial, no es casual que no exista en una sociedad machista como la nuestra ningún otro proceso similar cuya narrativa se dirija a los hombres.
Y es indudable que, por ejemplo, la respuesta sexual masculina no es igual a lo largo de los años y se van produciendo cambios significativos en la misma.
Porque es cierto que hay pocos hombres que conocen el hecho de que pueden pasar por una época similar a la menopausia de las mujeres teniendo sofocos, cambios de humor, insomnio, en un cuadro conocido como el síndrome de déficit de testosterona.
Si viviéramos nuestros cuerpos desde un lugar más alejado del binarismo imperante, probablemente encontraríamos similitudes y sintonías en cuanto a lo que viven hombres y mujeres, a la naturaleza que nos atraviesa a ambos y a la construcción de lo que nos ha sido impuesto y se escucharía más lo que los hombres tienen que decir acerca de lo que de verdad les ocurre a ellos también.
-Por último, ¿qué consejos nos darías sobre salud emocional y sexual?
– Me parece muy importante y coincido con Christianne Northup el hecho de dejar de considerar el cumplir años como un proceso invalidante per se.
Vivimos en una cultura que medicaliza procesos que no lo necesitan, que sobremedica a los mayores, que ve como natural el que las mujeres de cierta edad tomen antidepresivos como norma, en el que una serie de creencias necesitan bastante revisión.
Opto por acompañar a las mujeres desde un lugar que nos aleje del impacto de los mensajes malignos sobre la menopausia y la madurez, un espacio en que nos podamos liberar de la carga de la identidad como fruto de una determinada imagen corporal, de la búsqueda de aprobación social.
María Sabroso.
Me parece importante ver este tiempo que nos toca o tocará a la mayoría vivir cómo unas décadas para apropiarnos de nuestro poder, de otra fuerza diferente a la física, de una belleza en su sentido menos restrictivo y de una sabiduría en la que la intuición se vuelve fuente de verdad y los cuerpos pueden mantenerse sanos mucho tiempo.
Se trata de agrandarnos en vez de empequeñecernos y hacer uso de la medicina cuando sea verdaderamente necesario y pertinente y no por sumisión al poder médico.
Se trata de abandonar la vergüenza y el demérito que se nos quiere inculcar hacernos oír ante los profesionales y ante el mundo.
Una vez más, una época más, un proceso más, las mujeres existimos.
Comentarios: Sin respuestas