TEXTO: María Limón Navarro.
Herminia Martínez es una mujer emprendedora, comprometida con la cultura, fundamentalmente con la música en su carrera profesional a través de la gestión de muchos y grandes festivales, entre otros cometidos. Un día decide revelar a su alter ego, María Guadaña, como compositora y cantante y se decide a lanzar su primer disco, Remedios paganos (2019). Un trabajo alabado por público y crítica y que nos adentra en un universo lleno de sensualidad, humor y mucho sentimiento, que fue seleccionado por las ferias profesionales BIME, Monkey Week, Mercat de la Música Viva de Vic y Trovam.
María Guadaña se configura como una mujer que abre un camino propio musical fresco y donde cada tema pareciera una copla por el deambular de su voz, matizando cada sentimiento que relata. Pero con un lenguaje musical plagado de vientos, y en especial el saxo, con influencias rockeras, jazzísticas y acordes pausados, también explosivos, donde la banda emerge y lo instrumental adquiere un protagonismo que aporta calidad a la par que su voz de terciopelo. A ratos juega, a ratos seduce, a ratos emociona. Y siempre provoca sensaciones, buenas sensaciones.
María Guadaña presenta ahora su segundo disco Latidos y culebras, donde se adentra en el dolor, en las pulsiones, en el llanto y en el renacimiento. El concierto inaugural ha sido en la sala Siroco en Madrid y encuentra de gira. La próxima cita será en Sevilla, en la Sala X, el 31 de marzo. Hablamos con ella.

–¿Quién es María Guadaña? ¿Cómo nace esta criatura visceral, desgarrada, libertina y plagada de ironía? Herminia viene de una larga trayectoria de gestora cultural muy sólida. Hablas de ese salto en el programa Al sur conciertos.
– Empieza todo porque desde pequeña me flipaba la música y le planteé a mis padres estudiar saxo. Estudié sonido e imagen en Telecomunicaciones por eso. He trabajado en muchos festivales. Hace diez años mi padre falleció de un infarto. En mi cabeza ya había canciones. Y en ese momento me planteé que si muriera mañana de qué me arrepentiría por no haberlo hecho. Así que me apunté a solfeo y saxofón. Y ya en Madrid tomé clases de canto y guitarra. Y fue cuando le dije si hacíamos algo a Tonio Martínez, uno de mis mejores amigos, productor e ingeniero de sonido. Él me contestó que compusiera temas y que cuando los tuviera ya hablaríamos. Y así fue como él, su mujer y su hija se vinieron al campo, y de ahí salió el primer EP Remedios paganos, tras dos años en los que armé las canciones. Yo hago la base, melodía, estructura, letra. María Guadaña es una identidad y entidad que me permite sacar esa cara B, ese lado oscuro. Como Herminia jamás me atrevería a vestirme o a decir esas cosas. Subirse a un escenario es increíble y te trasporta. Yo lo gozo muchísimo. Es un viaje. No me acuerdo de casi nada de los conciertos.
–¿El disco Latidos y culebras de María Guadaña se gesta durante la pandemia? ¿Qué nos cuenta?
-No, de hecho tenía que haber salido durante la pandemia, grabarse en junio de 2020 y salir en invierno de 2020. Y cuando ya estaba el disco, pero no se podía salir a tocar pues como que no, sin tocar no merece la pena.
A nivel musical estoy muy contenta. A nivel instrumental está mucho más sólido que el anterior. He tenido una enorme suerte con las colaboraciones como Celia Plaza con el theremin y Dani Niño que toca el saxo y que viene de Los saxos del averno. Y David Tomás que hace un solo en el tema Alimaña muy bueno. Y, por otra parte, como tenía la experiencia de haber montado los temas del primer disco, podía hacer concesiones porque no estaba planteando nada comercial. Hay canciones que no tienen estribillo. Mi forma de trabajar es al principio sintetizar lo que quiero contar y no solo el qué, sino el sentimiento. Soy muy cuidadosa con las palabras que escojo. Una vez que tengo la semilla, una frase clave, de ahí lo desarrollas. Y sale luego todo, el toque cósmico o como quieras llamarlo. Una vez lo escucho, las pulo. Este disco no solo va de desamor, sino en todos los temas hay renacimiento. De hecho, las líneas doradas de la portada del disco hacen alusión a la técnica de kintsugi. Consiste en cuando un objeto se ha roto para repararlo lo arreglan con oro, de manera que el objeto se convierte en algo único y de valor, le da una identidad nueva.
–Háblame de Preto. En este temazo hay una maravilla de trabajo audiovisual que nos sumerge en la atmósfera del disco. Ese saxo, los vientos, tu sinuoso devenir vocal desde el reclamo dolorido a un amor roto, hasta ese mostrar los restos de un naufragio desde la esperanza. Y en general el trabajo de los vídeos es fantástico.
-Me gusta contar con buenos profesionales y, si son de mi tierra, mejor. Este vídeo surge como algo casual. Había quedado con Ramón Guirado, magnífico fotógrafo de Jaén, para hacer una sesión de fotos en el campo. Y en un momento de la sesión me dijo que pusiera algún tema del disco y, al poner Preto, propuso hacer un vídeo sobre la marcha. Hay un dominio de la luz maravilloso. El vídeo de Plañidera sale de algo distinto: en 2021 gané el primer premio del 42 concurso Rock Villa de Madrid y el accésit de Canal Sol Música, donde se financiaba un vídeo, y en ese momento conocí a Mariquilla Cuevas, de Jaén, que trabaja con muchos grupos, sobre todo en Granada. Confié en ella para todo menos para la dirección artística que está a cargo de Maria Dolores Mena, también de Jaén. Para el tema de Trinidad yo sabía lo que quería, pero el hacerlo bonito ha sido por Pedro Pablo Garrido. Los vídeos hacen más grandes las canciones, saber mostrarme y claro que son esenciales.
–Plañidera es la explosión del llanto, un tema de expansión musical de vocación catártica. En Imagina y en Amanece alimaña sale la María más provocativa, la más combativa. Es cuando va terminando el disco que la serpiente muda su piel, con Trinidad, el epílogo con una carta al amante, un tú a tú tras haber llorado y donde aflora la dignidad.
-El orden de las canciones está muy pensado. Imagina no nació de mí escribirla, me pidieron si podía hablar de algo más que del desamor. Pero sí se puede afirmar que las canciones responden a las fases del duelo.
–¿La autogestión y la colaboración en redes de apoyo es tu principal estrategia? ¿Cómo se saca hoy un trabajo sin muchos medios?
-Yo soy autogestionada por necesidad, ese es el panorama que hay. Ojalá me llamara una gran discográfica. Soy una cabezona y me gestiono, pero porque sigo empeñada en María Guadaña hasta que pueda, pero no sería posible si no fuera por las muchas relaciones y vínculos que tengo de cariño, eso es verdad. Tienes que poner dinero propio, gestionar muchas cosas tú misma para hacer lo que quieres.
Yo soy autosugestionada por necesidad, ese es el panorama que hay.
María Guadaña
–Y dentro de un proceso así, ¿cómo se saca adelante un trabajo de este tipo, al ser una mujer la que lidera? Me refiero a los cuidados, la comunicación…
-Cuando trabajo con gente me preocupo por cómo está y de ahí surge un cariño. Siempre intento colaborar con mujeres. Dirección de arte, portada del disco y muchas mujeres profesionales que han participado. Los cuidados para mí son muy importantes.
–Has estado en la junta directiva como vocal en MIM (Mujeres de la Industria Musical), y estás implicada como socia desde el relato de la insuficiente presencia de mujeres en la industria musical. ¿Qué objetivos está cumpliendo MIM y cual está siendo su evolución?
-En la Junta directiva de MIM hay mujeres muy potentes dentro de la industria musical. MIM está creciendo muchísimo por ser la asociación de referencia; cuando entidades públicas o privadas que están concienciadas con la igualdad quieren organizar algo, nos consultan, nos tienen en cuenta. Se están llevando a cabo proyectos muy grandes. Spotyfy tiene la iniciativa equal, listas solo de mujeres. Ahora mismo hay un proyecto en marcha de mentoría para 4 mujeres artistas dentro de la música de largo recorrido, para acompañarlas y asesorarlas. Hay estudios de género que se están teniendo muy en cuenta, el congreso, estamos muy bien posicionadas y merece la pena seguir hasta que la igualdad sea real y no haga falta.

–Explícame cuales son los hándicaps aún por superar de una mujer encima de un escenario dentro del ámbito de la música.
-Yo tenía claro desde el principio que quería ir elegante y guapa pero no quiero que se pierda la atención sobre la música. Y depende de lo que lleves, tu cuerpo tiene más o menos relevancia sobre el escenario. Yo he optado por vestir elegante y no sexual. Lo triste es que vivimos en una sociedad donde el aspecto es importante, pero en el caso de las mujeres mucho más.
–Estás de gira. ¿Cómo está yendo? Y sobre todo anunciar tu parada en Sevilla en la Sala X el próximo día 31 de marzo.
-Hicimos en Madrid el concierto de presentación en la sala Siroco y fue genial el reencuentro con amigos y artistas. Valencia y Barcelona, fantástico. Para mí Sevilla ya es especial por Happy Place, con los que trabajo, y Monkey Week para mi es mágico, y haber podido tocar después pues imagínate. Nocturama, con La Suite, son amores de personas, confiaron en mí, Violeta y David. Tuve también la enorme suerte de actuar con Pájaro y Raúl Fernández. Y otro regalo de la pandemia fue que Lobbison me llamara para cantar una canción, a mí que soy fan total. Para mí Sevilla es mucho. Así que estoy muy ilusionada y deseando veros a todos allí.
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