Su nombre es sinónimo de energía, de buen hacer, de trabajar incansablemente, de subirse a un escenario y dejarse la piel sobre las tablas para que el público salga de allí pletórico de satisfacción. Desde finales de la década de 1970, esta gallega de nacimiento y asturiana de crecimiento, ha transitado un camino que la ha llevado a convertirse en una de las intérpretes más populares y más admiradas de la música española. Ha recorrido miles de kilómetros por todo el planeta para actuar en sitios como Japón, China, el continente americano y, por supuesto, Europa. Ha vendido más de cinco millones de discos y ha recibido premios de todos los colores y tamaños, entre otros, varios Premios Ondas, y en el año 2013, el Premio Nacional de las Músicas Actuales que concede el Ministerio de Cultura.
TEXTO: Rafael Calero Palma (escritor y poeta).
María Luz Casal Paz nació en Baimorto, una pequeña aldea de A Coruña, en noviembre de 1958, aunque con apenas unos meses de vida, su familia se traslada a vivir a Asturias. Allí, primero en Avilés y después en Gijón, va a nacer su pasión por la música. Y empieza el camino de duro trabajo para llegar a vivir profesionalmente de ella. Con apenas 18 años se traslada a Madrid, porque entiende que, si no es así, la cosa no pinta nada bien para llegar a convertirse en profesional. En Madrid conoce a gente que, con el paso del tiempo, serán de gran ayuda: Juan Pardo, Carlos Nerea, Miguel Ríos, Rosendo, Ramoncín, Carmen Santonja o Pedro Almodóvar, pondrá, cada uno de ellos, su granito de arena, para que Luz termine por convertirse en la gran estrella que es hoy.
A finales de la década de los setenta graba un par de singles, hoy absolutamente descatalogados y que, imagino, en el mercado del coleccionismo, costarán un ojito de la cara: La guapa, publicado en 1977, una canción con aires de music hall y El ascensor, una canción de 1980 con aires de reggae a lo Police que presagiaba su trabajo de los años venideros. No hace falta decir que ambos pasaron con más pena que gloria. Aunque “El ascensor” sonó en la radio. Recuerdo haberla escuchado con diez u once años en un pequeño transistor que tenía y con la que me empecé a aficionar a la música. De cualquier manera, con ese single estaba la semilla sembrada y sólo era cuestión de trabajo duro y tener un poquito de suerte.
En 1882, en pleno apogeo de la nueva ola, aparece su primer elepé, titulado sencillamente con su nombre: Luz. El disco, producido por Carlos Narea, un chileno afincado en Madrid que será un personaje esencial no sólo en la carrera de Luz, sino en la de muchos otros músicos de la época (Nerea es el productor de, entre otros discos míticos, el Rock and Ríos, de Miguel Ríos o el Dibujos animados de Nacha Pop). El disco contenía un puñado de buenas canciones, como “Cleptómana”, “No aguanto más” o “Ciudad sin ley”, compuestas por Ramoncín, Hilario Camacho, Jaime Asúa, Roque Narvaja o Noel Soto, entre otros, que, ahora sí, empezaron a sonar con bastante regularidad en las emisoras de FM y permitieron la aparición de la cantante en los programas televisivos del momento. Como Musical Express.
Desde entonces, Luz ha grabado catorce álbumes, lo que la convierte en una de las artistas más longevas y con más peso específico en la música de este país: Los ojos del gato (1984), Luz III (1985), Quiéreme aunque te duela (1987), Luz V (1989), A contraluz (1991), Como la flor prometida (1995), Un mar de confianza (1999), Con otra mirada (2002), Sencilla alegría (2004), Vida tóxica (2007), La pasión (2009), Almas gemelas (2013), Luz Casal chante Dalida, A mi manera (2017) y Que corra el aire (2018).
El cancionero de Luz Casal es impresionante y muchos de los temas que ha popularizado durante estos años, forman ya, por derecho propio, parte de la memoria sentimental de este país. ¿Quién no ha escuchado, ha bailado o ha cantado en alguna ocasión, temas como “Rufino”, “Quiéreme aunque te duela”, “Loca”, “No me importa nada”, “Hechizado”, “Te dejé marchar”, “Un día marrón”, etc.? No en vano, Luz siempre ha sabido rodearse de los mejores compositores y artistas de la talla de Manolo Tena, Antonio Vega, Santiago Auserón, José Luis Fernández Abel, Gloria Varona, y sobre todo, la genial Carmen Santonja, han compuesto canciones para Luz.
Uno de las personas más importantes de la carrera de Luz Casal fue, sin ninguna duda, el director de cine Pedro Almódovar. Gracias a él, Luz Casal grabó una magnífica versión del bolero “Piensa en mí”, que compusiera Agustín Lara y se hiciera muy popular algunos años antes en la voz de la inolvidable Chavela Vargas. Este tema, junto con “Un año de amor”, una versión de una canción de la italiana Mina, se incluyó en la banda sonora de la película de Almodóvar de 1991 Tacones lejanos. Esto supuso todo un empujón para la carrera de la cantante gallega, tanto en España como en otros lugares. En Francia, por ejemplo, la convirtió en una cantante famosísima, llegando a vender cientos de discos y actuando con absoluta regularidad.
Luz Casal es una heterodoxa de pies a cabeza. En su carrera hay lugar para el rock, por supuesto, pero también para el bolero, para las baladas, para el reggae, para el soul, y para cualquier otro estilo que aporte algo a su personalidad. Así se lo contaba a Isabel Vargas en una entrevista para el diario Granada Hoy:
Afortunadamente, los estilos están para saltárselos, para usarlos según tus capacidades interpretativas. Hay que coger de aquí y de allá. Si quieres expresar cierta felicidad por haber visto un paisaje determinado no va a ser lo mismo rítmicamente, melódicamente, a cuando quieres expresar una rabia porque hay mucho ruido a tu alrededor y no te dejan ser tú.
Aunque pueda parecerlo, en la carrera artística de Luz Casal no todo ha sido de color de rosa. Probablemente el peor momento de todos fue en 2007 (y después en 2010), cuando, en medio de una gira de conciertos, a la cantante se le diagnosticó cáncer de mama. Este acontecimiento cambió por completo su vida. Así lo contaba en una entrevista para el diario El Mundo:
Estaba con una serie de conciertos en Francia y me tuve que hacer unas pruebas. Entonces, llegué a recoger el resultado, estaba con dos personas, con dos chicos. Los dos chicos se vinieron abajo [sonríe] y yo pensé: «He tenido mucha suerte en la vida, esto no es más que un accidente». Sin saber qué me podría reportar ese accidente, cómo iba a afectar a mi vida… Nunca tuve esa sensación de: «Qué drama me ha caído encima». Siempre he tenido confianza, soy una persona muy intuitiva… Tuve la sensación de que iba a pasar un tiempo duro. Pero en ningún momento me planteé ese tipo de cosas de [aflauta un poco la voz]: «¿Doctor, me moriré?».
Afortunadamente, a día de hoy, el cáncer está curado y Luz vuelve a ser la mujer enérgica y pletórica de fuerza que siempre fue. Sus días están llenos de proyectos y la música sigue siendo el elemento vertebrador que da sentido a toda su existencia.
Algo digno de destacar en la carrera de la artista gallega es su militancia feminista. Que Luz ha sido una pionera es algo que nadie puede negar. Cuando en una entrevista para El Periódico, le preguntaban si el hecho de ser mujer le había complicado las cosas a lo largo de su carrera, respondía con estas palabras:
Analizar a estas alturas cómo ha sido mi vida profesional por ser mujer es como redundar en experiencias que ya están sobrepasadas. Y hablo de experiencias durillas. Tengo la sensación de que ahora la mujer en la música está consideradísima, y la prueba está en la cantidad de mujeres potentes que hay. Eso me produce una enorme satisfacción, porque, efectivamente, no fue fácil. No éramos muchas. Ser ‘rara avis’ siempre condiciona. Pero he vivido esas dificultades con toda la mano izquierda y la inteligencia de las que he sido capaz, para que ciertas críticas por el hecho ser mujer, en vez de afectarme, me dieran más alas.
En 2015 Luz recibió un hermosísimo regalo de parte de sus compañeras de profesión. El productor de flamenco Javier Limón realizó el disco titulado Una luz flamenca, en el cual un nutrido grupo de mujeres versionaban algunos de los temas más populares de la rockera, pero llevándolo, cada una de ellas, al terreno del flamenco. Luz siempre se ha declarado una gran aficionada al cante flamenco, así que es de suponer que este tributo fue especialmente emocionante para ella. Entre las participantes en este proyecto estaban Carmen Linares y Lucía Espín, Montse Cortés, Mariángeles Fernández, María Toledo, La Shica, Soleá Morente, Martirio, Esperanza Fernández, Rocío Márquez y Genara Cortés.
Luz ha demostrado durante todos estos años, que con tesón, trabajo duro, y calidad, todo se puede conseguir. Ha tenido que trabajar muy, muy duro para superar los prejuicios que se ha encontrado en el mundo de la música por el simple hecho de ser mujer y está claro que nadie le ha regalado nada. Entre sus planes inmediatos no figura abandonar la música, pues, como ella misma dice, no sabría qué hacer alejada de la composición, de los estudios de grabación y de los escenarios. Con toda seguridad, en el momento en el que yo escribo esto, ella estará pensando en nuevas músicas, nuevas letras, nuevas canciones para un nuevo álbum. Porque decir Luz Casal es decir música.
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