Tras cuarenta años de dictadura fascista, España se había convertido en un páramo cultural en el que la libertad de expresión brillaba por su ausencia, donde el color predominante era el gris y el estado de ánimo más común entre los habitantes del país era la tristeza y la depresión. Pero como no hay mal que cien años dure, el día 20 de noviembre de 1975, tuvo lugar el acontecimiento más esperado de la historia de este país. Aquel día murió el dictador, y aunque lo hizo en su cama, la inmensa mayoría de españoles nos alegramos casi hasta la locura. A partir de aquel día, España empezó a recuperar el pulso, la alegría, la libertad, el tiempo perdido. En los años que siguieron a la muerte de Franco, el país vivió, en lo cultural, una auténtica revolución. Aparecieron, aquí y allá, mujeres y hombres que se dedicaban a la pintura, al diseño, al cine, a la literatura, a la fotografía y, cómo no, a la música. Salían de los sitios más insospechados, tales eran las ganas de crear, de divertirse y de vivir. El futuro prometía.
TEXTO: Rafael Calero Palma (escritor y poeta).
Por otra parte, en 1977, el punk, un nuevo género musical que había nacido espontáneamente con la idea de dar una patada en el culo a las anquilosadas estructuras del rocanrol, supuso una auténtica sacudida en Londres, Nueva York, París, Berlín, Ámsterdam y otras importantes capitales mundiales. En Madrid surgieron bandas como Kaka de Luxe, con una jovencísima Olvido Gara, recién llegada de México, al frente. Muy pronto, las calles de Madrid se llenaron de chicas y chicos jóvenes ávidos de libertad, de música, de drogas, de diversión y de olvidar todos los años de represión, de violencia, de dictadura nacional-casposa-católica, espoleados por el “éxito” conseguido por los Kaka de Luxe. En definitiva, el blanco y negro predominante durante cuarenta años, quedó desterrado y dio paso a los colores chillones, a las crestas y a los pelos largos, que vinieron para poner una nota de alegría a la tan traída y llevada Transición.
Entre aquellos jóvenes deseos de revitalizar el paralítico panorama musical patrio, estaban, entre otros muchos, los hermanos Santiago y Luis Auserón y Enrique Sierra, que dieron forma a Radio Futura; los primos Antonio Vega y Nacho García Vega, que formaron Nacha Pop; Olvido Gara, Ana Curra, Carlos Berlanga, Nacho Canut y Eduardo Benavente, que formaron Alaska y los Pegamoides; Fernando Márquez, el Zurdo, que creó primero Paraíso y después La Mode; los tres hermanos Urquijo, que formaron una banda de reminiscencias californianas a la que llamaron Tos y luego, tras la muerte de su primer batería, rebautizaron como Los Secretos; y también estaban Servando Carballar y su Aviador DRO, Ramoncín, los Ejecutivos Agresivos, Rubí y los Casinos, Los Modelos, los Zombies, y otros muchos hombres y mujeres, cuya principal intención era divertirse, haciendo lo que más les gustaba: tocar y cantar.
Uno de estos grupos, hoy prácticamente olvidado, se llamó Las Chinas, y fue el único que estuvo formado, durante la mayor parte de su breve vida, solo por mujeres. Como contaban algunas de las miembros en 2013 en una entrevista para la revista Efeeme, el motivo principal para formar el grupo fue, que “acabábamos de salir del franquismo y, aunque nuestros gobernantes ya habían pactado el ‘olvido histórico’ nosotros, sin olvidar nada, deseábamos poner toda la carne en el asador para dar un poco de luz y color a una España totalmente deprimente y deprimida”.
Aunque es complicado establecer una fecha de nacimiento, los primeros balbuceos los dieron cuando la década de los setenta estaba a punto de terminar. La ideóloga de todo el asunto fue Montse Cuní, que había formado parte del colectivo intelectual Corazones Automáticos, junto a los hermanos Auserón y Cathy François, la escritora y pareja de Santiago Auserón, a quien el futuro filósofo había conocido durante sus estudios en la Sorbona de París. Montse, que tocaba el bajo, quería formar un grupo a imagen y semejanza de sus adoradas Modettes. Para ello, se puso manos a la obra y reclutó a una espléndida vocalista leonesa, llamada María José Serrano, a una guitarrista que era amiga de Enrique Sierra, llamada Isabel Pérez Jurado, alias «Luna»; a Isabel Acosta, alias «Speedy», una punki asturiana que llegó a Madrid procedente de Suiza, que se encargó del instrumento más complicado de cubrir: la batería; y a Miluca Sanz, que era teclista. Todas ellas tuvieron el honor de ser, siquiera durante unos meses, la única banda pop española formada única y exclusivamente por chicas: Las Chinas.
Así contaba Isa Speedy al poeta y promotor cultural Carlos Barral en la revista Atlántica XXII, cómo fue su incorporación al grupo:
Al mes de llegar a Madrid una amiga, Humildad, le fue contando a todo el mundo que yo tocaba. En El Sol me entraron. Mira, somos un grupo de chicas, no tenemos batería y vamos a grabar un disco, si te interesa… Al día siguiente estaba en su local. Fueron seis meses infernales porque yo estaba de hacer el tonto con la batería pero no como para tocar canciones estructuradas. Estrenamos actuación en El Escalón, una sala muy bonita que nos decoró Paco Ortiz con aspiradoras colgadas del techo; era un poco machista pero muy guapo. Y empezaron a salirnos bolillos en sala (…)
Tras un tiempo encerradas en los locales de ensayo de La isla de Gabi, situados en la calle José María Cavero de la capital, empezaron a ser habituales en las salas de conciertos y garitos del Madrid de la época, El primer concierto lo dan en la sala El Escalón en la primavera de 1980. A partir de ese momento tocarán en todos los sitios de Madrid donde se programa música en directo: Sala Carolina, El Jardín, el Pentagrama, Sala Marquee, El Sol, La Vía Láctea, Teatro Martín, RockOla y cualquier otro lugar, sin importar el tamaño o cualquier otra circunstancia, donde pudieran compartir sus canciones en vivo.
Como escribe Pablo Martínez Vaquero en la revista Popes80, “Las componentes de Las Chinas (de edades que rondaban los veinte años) suplían su falta de técnica con buenas dosis de ingenio y una atractiva imagen de chicas-pop-art, siendo capaces de proyectar un encanto chic no exento de cierta agresividad.” Entre las principales influencias del grupo, Martínez Vaquero cita a bandas de la nueva ola británica, como las Modettes; a cantantes del ye-yé español, como Marisol, Salomé o Karina; a cantantes francesas como Sylvie Vartan, Françoise Hardy, France Gall…; a grupos norteamericanos como B-52’s o Talking Heads; y a figuras del glam-rock como David Bowie, Marc Bolan o Brian Ferry. De toda esta amalgama de influencias, estaba claro que tenía que surgir algo, cuando menos, original.
La carrera discográfica de Las Chinas fue bastante corta. Grabaron un single con dos canciones, “El hombre salvaje” y “Amor en frío” (un tema cuya letra era de Kiko Rivas y la música de Santiago Auserón: los mismísimos Radio Futura grabarían su propia versión), producidas ambas por Honorio Herrero y publicadas por el sello RCA en 1980. Poco antes de su disolución participaron en la película del director Antonio Mercero La próxima estación, con el tema “Te espío”, que era una composición de los miembros del grupo Ejecutivos Agresivos. Este tema fue publicado como cara b del single La próxima estación, en cuya cara a estaba el tema homónimo, interpretado por Cristina Marcos. La película termina con una escena en la que Las Chinas interpretan en directo “Te espío”, un endiablado himno de reminiscencias skatalíticas, que a día de hoy, supone una auténtica joyita de la época. Aunque no hubo más discos oficiales, Las Chinas dejaron grabadas algunas maquetas de lo que iba a ser su primer elepé. En 1986 el sello DRO recuperó en un disco colectivo dos de estos temas: “23 de enero” y “Chicos de la calle”. Y más recientemente, en 2013, el sello madrileño Munster, en su colección Vinilissimo, ha publicado Amor en frío, Grabaciones completas 1980-1982, un elepé que recopila todas estas canciones, más otras cinco que nunca antes se habían publicado: “El crucero”, “Landrú”, “Es el fin” (magnífica versión de un viejo tema de Martha & The Muffins titulado “Echo Beach”), “Me tratas muy mal” (el “Getting Me Down” de The Rezillos) y “Qué fácil es caer” (que no es otra que la archiconocida “Femme Fatale”, que compusiera Lou Reed para Nico & Velvet Underground, el primer trabajo discográfico de la banda neoyorquina). Como se puede suponer, Amor en frío, Grabaciones completas 1980-1982 es un maravilloso trabajo de arqueología sonora, en el que las deficiencias del sonido no consiguen empañar la frescura y la vitalidad de estas cinco chicas haciendo la mejor música pop de la época.
En 1982, cansadas de las zancadillas, de las críticas destructivas, de las envidias, de las deserciones y, sobre todo, de la demora a la hora de grabar el primer elepé, el grupo decidió disolverse. La vida de Las Chinas fue breve, pero muy intensa: en apenas unos meses de existencia, consiguieron salir en programas de televisión como Aplauso, Gente o Musical Expréss, grabaron un single que hoy se cotiza a precios de escándalo en el mercado del coleccionismo, se colaron en una película y tocaron en Madrid y en otras ciudades del país, como Palencia, León o Vigo, donde participaron con bastante éxito en el Festival Feminista.
Tras la experiencia de Las Chinas solo una de sus componentes, la cantante María José Serrano, siguió vinculada al mundo de la música. En 1983 publicó un single en el sello independiente Rara Avis bajo el nombre artístico de Kikí D’Akí, con dos exquisitas composiciones de Fernando Márquez, el Zurdo: “Accidente” y “El futuro”. Algunos meses más tarde, el sello Nuevos Medios publicó un mini-elepé que contenía las dos canciones del single más otras tres: “Unidad de destino”, “Bajo tus luces” y “La ciudad y tú”. Fue un disco que, a pesar de las escasas ventas, tuvo una extraordinaria influencia en la música pop española posterior y se terminó convirtiendo en un disco de culto. Tras su publicación la excantante de Las Chinas abandonó el mundo de la música para trabajar como bibliotecaria. No obstante, regresó a comienzos del nuevo siglo con un álbum titulado Mi colección (Siesta, 2003) acompañada por Sergio López de Haro, donde recuperaba viejas canciones y añadía nuevas composiciones. A este álbum, hay que añadir otros tres: Villa Flir (Siesta, 2006), No mires atrás (Siesta, 2009) y Breve encuentro (Munster Records, 2018). En todos estos discos, María José y Sergio han ido dejando numerosas pruebas de su buen gusto musical y de una gran delicadeza y elegancia.
Han pasado ya cuatro décadas de la separación definitiva del grupo y sin embargo aún hay mucha gente que las recuerda y nuevos fans que las van descubriendo gracias a internet o a ediciones de sus viejos temas como las de Munster Records. La influencia de la banda femenina madrileña se ha dejado sentir en grupos como Los Navajos, Los Fresones Rebeldes, Aerolíneas Federales, Meteosat, TCT, Nosotras, Undershakers o Pauline en la Playa y un puñado de fans incondicionales, liderados por el locutor de Radio3 Juan de Pablos, ha mantenido el legado de Las Chinas muy vivo entre sus poco numerosos pero extraordinariamente fieles fans.
Como curiosidad, hubo otra de ellas, Isabel "Luna", que también siguió en la música brevemente en el papel "Alicia Sí", personaje real que interactuaba con los Electroduentes en La bola de cristal. En ese micro espacio interpretó varias canciones, estupendas por cierto, de Luis G. Escolar. Se pueden encontrar en los recopilatorios de La Bola en youtube. Hubo un intento de sumar estas y otras canciones para publicar un LP pero finalmente no fructificó. De manera anónima grabó muchos jingles publicitarios, especialmente covers de Mecano, pues su voz podría aproximarse a la de Ana Torroja. Y también el famoso "Sanyo, Sanyo", versión del "Video killed the radio star" de The Buggles.