TEXTO: Rafael Calero Palma (escritor y poeta).
El libro que hoy traigo para reseñar es una novela de la escritora francesa Fred Vargas publicada en nuestro país en 2003 (Siruela), aunque en Francia fue editada por primera vez en 2001, titulada Huye rápido, vete lejos.
«Esta novela de Fred Vargas es sin duda la mejor». Esta frase, escrita en una crítica del diario Le Nouvel Observateur, hace referencia a Huye rápido, vete lejos, una de las novelas policíacas de la escritora francesa Fred Vargas, perteneciente a su serie sobre los crímenes en la ciudad de París y el comisario jefe Jean Baptiste Adamsberg y su equipo. La primera vez que leí el nombre de Fred Vargas, fue, como tantas otras veces, en el blog de Negra y criminal, ese reducto de buen gusto disfrazado de librería de género policíaco, que estaba ubicada en la Ciudad Condal y que dirigía, junto a Montse, su mujer, el ya fallecido detective Paco Camarasa, un librero que se tomaba su trabajo con pasión desbordada y de cuyos comentarios sobre literatura negrocriminal tanto aprendí.
En un primer momento pensé, para qué voy a negarlo, que Fred Vargas era un hombre y supuse, erróneamente, que era cubano y que pertenecía al grupo de otros magníficos narradores cubanos de serie negra, como Lorenzo Lunar o Amir Valle. Pero, ohlala, resulta que Fred Vargas es el seudónimo de Fréderique Audoin-Rouzeau, una científica parisina nacida en 1957, que en sus ratos de ocio escribe novelas policíacas, que además están de puta madre. Además de la novela que nos ocupa, algunos de los títulos que ha publicado en nuestro país son: Lo que tarda en morir un idiota, Que se levanten los muertos, Sin hogar ni lugar, Bajo los vientos de Neptuno, La tercera virgen o Los cuatro ríos (esta en forma de novela gráfica).
Huye deprisa, vete lejos es, en mi opinión una obra magnífica. Bien construida, muy bien escrita y, ante todo, verosímil, aunque está regada con unas gotitas de realismo mágico. Pero no hay que preocuparse, que esas gotitas no la vuelven indigesta. Lo de que sea verosímil no es algo baladí, pues para mí, cualquier buena novela de género negro que se precie debe ser, ante todo, creíble. El comisario Adamsber es un personaje entrañable. Un tipo despistado, incapaz de memorizar el nombre de sus más inmediatos colaboradores, pero con una clarividencia mental para resolver los enigmas que tira de espaldas. He traído a esta sección esta novela, pero en realidad, podría estar hablando de cualquier otro libro de la autora francesa, porque todos tienen una extraordinaria calidad y todos me han hecho disfrutar de lo lindo. En fin, si aún no la conoces, puedes empezar por esta. Si ya la conoces, no hará falta que yo te diga nada. Seguro que ya eres fan fatal.
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