Hoy es 18 de octubre, el lunes más cercano a la festividad de Teresa de Jesús (1515-1582), el 15 de octubre, y la Biblioteca Nacional de España celebra el Día de las Escritoras. En esta edición, la sexta, la poeta y filósofa Marifé Santiago Bolaños es la comisaría y ha elegido el tema ‘Leer las edades de la vida’: “Nuestra primera biblioteca fue de aire, en forma de canto o de cuento. En forma de palabras que se hilaban las unas a las otras e iban despertando nuestra diminuta conciencia. Madres, abuelas, tías. Maestras. Amigas. Y en el viaje del tiempo, éramos niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres maduras; ya éramos ahora, todas juntas, porque los libros habían ido recogiendo nuestras edades. Las edades de la vida. Una biblioteca en el corazón. Día de las escritoras”.
Teresa de Jesús, Emilia Pardo Bazán, Gabriela Mistral, María Moliner, Carmen Conde, Alfonsa de la Torre, Carmen Laforet, Ida Vitale, Josefina Aldecoa, Francisca Aguirre. Elena Poniatowska, Rosa Montero, Inma Chacón, Susana Rafart, Xela Arias, Miren Agur Meaba, Guadalupe Grande. Sus nombres sonarán alto y claro, como su legado.
Y, sin embargo, me vienen hoy a la mente en especial otros nombres, de escritoras que publicaron con seudónimo, o fueron anónimas en algún momento. Charlotte Brontë, Emily Brontë, Anne Brontë, Amantine Aurore Dupin, Matilde Cherner, Mary Anne Evans, Cecilia Böhl de Faber, Louisa May Alcott, Sidonie-Gabrielle Colette, Mary Shelley, Karen Blixen, Eva Canela, Carmen de Burgos , Caterina Albert, Francisca Cristina Sáenz de Tejada y Ortí, Josefa Codina Umbert, Josefa Pujol de Collado, Lucía Sánchez Saornil, Margarita Hickey, María Juana Rosa Andresa Casamayor, Carmela Gutiérrez de Gambra, María Luz Morales Godoy, Patrocinio de Biedma y la Moneda, Rosario de Acuña, Sara Álvarez-Insúa, Teresa Arroniz y Bosch, Teresa de Escoriaza, Josefina Vicens y hasta J. K. Rowling.
Eran, son algunas, mujeres escritoras que no tuvieron elección. No, si querían que sus escritos fueran leídos, si querían verlos publicados, si querían vivir de escribir. Tuvieron que elegir o el anonimato, o un nombre masculino, que no era el suyo, a veces eran los maridos los que se apropiaron de su gloria. Hay en la lista quien gozó de fama en vida, pero fue eso, la excepción a un mundo dominado por hombres. Hay quien es contemporánea y famosa, y aún así a veces ha elegido un seudónimo masculino porque conoce de sobra cómo va esto de vivir de la escritura cuando los hombres siguen decidiendo quién es quién en este selecto club de caballeros, otro más.
Así que no, que usar seudónimo femenino para hacer negocio no es lo mismo que lo que tuvieron, tienen que hacer a veces, las mujeres escritoras. Se parece mucho más a una elección individual ultraliberal y egoísta, una de tantas, tan de moda. Al final de todo, por supuesto, está la pela, el premio. Y algo más importante, si te escuece como a mí, mujer: frivolizan lo del seudónimo, porque para ellos sí ha sido una elección consciente, medida, maquinada, consentida, alargada, estirada como un chicle. Nos están diciendo que ellos siguen siendo los listos, que no nos necesitan para nada (para escribir tampoco), que nos quedemos en nuestro sitio de ‘literatura femenina o para mujeres’ (que también es suyo cuando haya que hacer caja). Que nos quedemos como lectoras y les compremos sus libros, que en eso sí somos más.
Así que sí, que siguen haciendo falta días como estos, para honrar la memoria de mujeres, para que no se nos olviden sus nombres.

Invitamos a celebrar el Día de las Escritoras con videograbaciones de escritoras del mundo rural de las ocho provincias andaluzas de todas las edades, que tras presentarse responden a las cuestiones de qué les impulsó a empezar a escribir, cómo concilian su día a día con la escritura, cuáles son sus escritoras de referencia y qué han escrito hasta ahora, finalizando con la lectura de algún fragmento de sus obras.
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