TEXTO: Christine Seibold
Mientras que me siento aquí y miro por la ventana, el sol brilla a través de las palmeras, pero el mundo se pone al revés. Hay más de 650.000 casos de Coronavirus confirmados con más de 31.000 muertes. El desempleo está en un máximo histórico y el mercado de bolsa ha caído significativamente. Todos están encerrados en su casa sin saber cuánto tiempo y sin saber qué nos depara el futuro con su trabajo, negocios, dinero, salud y familia. Nunca hemos visto algo que haya afectado a todos los países y a todas las personas de la tierra de esta manera. Y nadie sabe qué hacer al respecto.
Naturalmente, es normal que cada persona piense en sí misma durante un tiempo como este, pero ¿qué pasa con las personas que ya tenían hambre sin hogar en el que quedarse? ¿Qué hay de los niños que iban a la escuela para ser alimentados? ¿Qué pasa con los alcohólicos y adictos que ya no pueden asistir a reuniones en persona para mantenerse sobrios? ¿Qué pasa con los hijos y esposos o esposas que sufren de abuso en casa y que no tienen ningún lugar donde escapar? ¿Qué pasa con aquellos que ya estaban viviendo de un sueldo y ahora no están recibiendo ninguno?
Hay muchas lecciones que aprender del coronavirus. Una es que el virus no discrimina y sí, puede sucederle a cualquier persona. El virus ha afectado a hombres, mujeres, gays, heterosexuales, ricos y pobres, jóvenes y viejos, personas en la televisión y todo tipo de líderes. Otra lección es que el mundo necesita ralentizar y valorar la familia y el tiempo con sus seres queridos. La gente no ha tenido otra opción más que quedarse en casa y pasar el rato juntos. Esto ha unido a las familias y ha traído de vuelta el significado de lo que es verdaderamente importante. En tercer lugar, es que los medios de comunicación realmente controlan el bienestar del mundo. He hecho todo lo posible para mantenerme alejado de las noticias y la negatividad y simplemente leer lo que se necesita en mi teléfono. Los medios de comunicación tratan de hacer a la gente vivir en un estado de miedo para que permanezcan pegados a sus televisores para obtener más información. Además, la gente está viendo lo verdaderamente preciosa que es la vida. Aunque la mayoría de las personas afectadas por esta enfermedad son mayores, no solo los ancianos están muriendo. Hay niños, gente joven y sana también. En quinto lugar, las personas deben seguir las pautas y limitaciones que se establecen para evitar que el virus se propague. Los límites, en esta situación, son más importantes que nunca si vamos a dejar de propagar el virus y avanzar. La gente puede ser muy egoísta y si sale a la calle a hacer lo que quiera porque les apetece.
Ánimo a todos para mantenernos lo más positivos posible durante este tiempo, a seguir aprendiendo y creciendo y desarrollándonos, mientras tenemos tiempo extra, y a seguir haciendo las cosas que nos hacen felices. Esto también pasará y lo superaremos. Cada día que nos quedamos en casa es otro día más cerca de vencer a este virus y volver al mundo a su estado normal.
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