Hace unas semanas Tom Waits, cantante, músico, actor, cumplía 70 años. Para celebrar tan magno acontecimiento, el sello discográfico estadounidense con sede en la ciudad de Nashville Dualtone Music publicaba en versión cd y doble vinilo Come on up to the hill. Women sing Waits, un disco en el que una docena de voces femeninas hacen suyas otras tantas canciones del músico norteamericano, sin ninguna duda uno de los artistas más personales y subjetivos de cuantos ha dado la música americana en las últimas décadas o como Diego A. Manrique lo definió “el artista estadounidense más cool”. Tom Waits es un músico que se ha caracterizado por poner banda sonora a la vida de esos personajes que habitualmente no aparecen en las canciones, perdedores de toda condición y pelaje, solitarios empedernidos que llevan la palabra “fracaso” escrita en la frente, desertores de la felicidad en paraísos perdidos. Waits, autor de una prolija discografía a sus espaldas, ha desarrollado, durante más de cuarenta años, una de las carreras más brillantes, desde el punto de vista creativo y estético, de la música norteamericana.
TEXTO: Rafael Calero Palma (escritor y poeta).
Precisamente por esa personalidad tan acusada del viejo trovador beatnik, se podría decir que hacer una versión de un tema suyo supone adentrarse en terreno pantanoso. Si sale bien, es muy gratificante, pero hay bastantes posibilidades de que el atrevimiento salga mal. Muchos son los que lo han intentado pero pocos los que han salido airosos de tal aventura. Se me viene ahora a la memoria la vibrante versión que los Ramones realizaron de “I don’t wanna grow up”, la buena versión que Bruce Springsteen hizo de “Jersey Girl” y la predecible versión que los Eagles hicieron de “Old ‘55”. Tres maneras bien distintas de enfrentarse a los temas de Tom Waits.
Come on up to the hill. Women sing Waits no es el primer intento de recreación de las canciones de Tom Waits por parte de artistas femeninas. Si echamos la mirada hacia atrás, nos encontramos con distintos proyectos en los que voces femeninas intentaron llevarse a su terreno las canciones del genio californiano. En 1995, la cantante de jazz Holy Cole grabó todo un álbum dedicado a la música de Tom Waits, titulado Temptation y publicado por Capitol Records. La cantante canadiense hizo un trabajo magnífico, interpretando maravillosamente diecisiete temas de todas las épocas del cancionero del autor de Rain Dogs. Un disco en el que la artista consiguió recrear, a su manera, los ambientes nocturnos, colindantes con la tristeza e incluso con la decepción, de las canciones del viejo Tom. Un disco muy, muy recomendable que a día de hoy, transcurrido un cuarto de siglo desde su publicación, me sigue pareciendo magistral.
En 2008, la actriz Scarlet Johansson publicó Anywhere I lay my head, su début discográfico, y lo hizo, nada más y nada menos, que con un álbum de versiones de canciones de Tom Waits. Hasta nueve temas compuestos por el trovador de Los Ángeles contenía el disco de Johansson, que se completaba con una canción compuesta por la propia actriz. En esta ocasión, el resultado distó mucho de poder ser considerado como bueno. Solo puedo decir que recuerdo haberlo escuchado cuando fue publicado y la verdad es que me obligué a ponerlo varias veces antes de desecharlo para siempre. También recuerdo que pensé que mejor que Scarlet se dedicara a la interpretación, algo que hace maravillosamente. Han transcurrido doce años de la publicación de aquel disco y no ha habido (hasta donde yo sé) más intentos por parte de la actriz de mantener una carrera como cantante. Seguramente también ella se dio cuenta de que su disco no era muy bueno y de que mejor dedicaba sus energías a otros menesteres más provechosos.
Además de Holy Cole y Scarlet Johansson, con sus discos completos de homenaje, otras mujeres han recreado, más o menos aceptablemente, en algún momento de su carrera alguna composición de Tom Waits. Es el caso de Norah Jones, Diana Krall, Neko Case, Eleni Mandell, Tori Amos, Lydia Lunch o Joan Báez.
Ahora llega a las tiendas de música (aún queda alguna por ahí, aunque cada vez es más difícil encontrarlas) Come on up to the hill. Women Sing Waits. Como decíamos, una docena de cantantes norteamericanas han puesto su voz y sus instrumentos al servicio de la música de Tom Waits. El álbum se abre con la versión que el trío de Oregón Joseph hacen del tema “Come on up to the house”, en clave de indie-rock con influencias góspel, salpicando, aquí y allí, la melodía. Aimee Mann se atreve con “Hold on”. Phoebe Bridgers recrea una de las canciones más hermosas desde el punto de vista lírico del extenso cancionero de Waits, “Georgia Lee”. Las hermanas Shelby Lynne y Allison Moorer (sí, son hermanas aunque tengan apellidos diferentes) recrean uno de los primeros éxitos de Tom, “Old ’55”, mientras que la australiana Angie McMahon, tal vez la más desconocida de todas las participantes, se lanza de cabeza a por el “Take it with me”, el antepenúltimo tema de Mule Variations, el celebradísimo álbum con el que Tom Waits cerraba el siglo XX. “Take it with me” es, probablemente, la canción de amor más hermosa que ha escrito Tom Waits. Y la versión de McMahon sale airosa del envite. Después es el turno para otro clásico del autor californiano: “Jersey Girl”, un temazo de amor que Tom dedicó a su esposa Kathleen Brennan y que ha sido versionado en varias ocasiones. En esta ocasión le pone voz la cantante de jazz-soul Corrine Bailey Rae y se puede decir que el resultado roza el sobresaliente, pues nos trae a la memoria viejas reminiscencias de cantantes como Bessie Smith o Billie Holiday. El siguiente tema es otro clásico de la discografía de Tom Waits, “Ruby’s arms”, interpretado en esta ocasión por Patty Griffin. Rosanne Cash, la hija del mítico Johnny Cash, canta de manera sublime “Time” y demuestra que de casta le viene al galgo. La cantante de “vintage pop” Kat Edmonson se encarga de uno de los temas menos conocidos del cancionero de Tom, “You can never hold back spring”, el único tema rescatado del triple cd Orphans: Brawlers, Bawlers and Bastards, de 2006 y lo interpreta de manera magistral. Iris DeMent se atreve con la escalofriante “House where nobody lives”, mientras que Courtney Marie Andrews hace lo propio con uno de los grandes éxitos del viejo Tom, “Downtown train”, el tema de 1985 que lo acercó al gran público. Se cierra el disco de la mejor manera posible. La banda californiana de indie folk The Wild Reeds recrea la que para muchos es la mejor canción de Tom Waits, “Tom Traubert’s Blues”, haciendo una preciosa versión que, estoy seguro, no habrá dejado indiferente al autor de “The piano has been drinking”. Doce perspectivas absolutamente personales. Doce maneras de aproximarse a una canción ajena. Doce lecturas que no dejarán indiferente a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad.
El álbum ha sido producido por el músico —y fan fatal de la música de Tom desde que era un adolescente— Warren Zanes, quién decidió hacerle este magnífico regalo en forma de disco de versiones al cantante por su setenta cumpleaños. Según contaba en una entrevista el productor americano, pensó: “Se acerca su setenta cumpleaños (de Tom) y es un gran día de fiesta así que vamos a coger estas canciones y vamos a darle toda la dulzura que seamos capaces.”
Tengo que decir que Come on up to the hill. Women sing Waits me parece un disco soberbio. Cada artista se lleva a su terreno la canción que interpreta, y el resultado final es coherente tanto en lo sonoro como en lo estilístico. No en vano el productor Warren Zanes ha hecho un trabajo magistral, en el que cada nota suena dónde y cómo tiene que hacerlo. Un disco en el que hay folk, country, blues, indie rock, soul y cualquier sonido de inspiración americana que se te pueda ocurrir y que, a pesar de que la mayoría de las participantes son prácticamente desconocidas en Europa, nos demuestra que cuando las canciones son tan buenas como las que es capaz de escribir y componer Tom Waits, tienen vida más allá de su propio autor. Come on up to the hill. Women sing Waits rezuma poesía por cada uno de sus surcos. Por eso, me temo, este disco va a estar sonando en mi casa durante mucho, mucho tiempo.
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