Coral Herrera Gómez ha traído a la Feria del Libro de Sevilla sus herramientas para las mujeres que negocian en pareja, el contrato amoroso, en forma de libro. Sobre este contrato basado en el método de la autocrítica amorosa y en el compromiso consigo misma ( y con los demás, con los cuidados en el centro) hablamos frente a un café solo y con doble de azúcar que no se llegó a tomar entero, rodeadas de guiris. Escucharla es como leer su libro: de ideas claras, directa y sincera. Este es el resultado del encuentro.
– Sostienes que suscribir un contrato amoroso es una cuestión de autodefensa emocional: «no podemos ir desnudas al amor mientras ellos van armados hasta los dientes».
– El sistema capitalista y patriarcal en el que estamos permite que los hombres se aprovechen de nuestra dependencia emocional, de nuestra baja autoestima y de alguna manera hay que generar procesos de autodefensa que nos permitan generar estrategias para defendernos de ese abuso, porque en el fondo es abuso emocional pienso yo. Entonces los hombres están como acostumbrados, para ellos es lo normal y natural, pero nosotras ya estamos en otro punto, estamos trabajando la autoestima, estamos trabajando los patriarcados, estamos buscando maneras y formas de liberarnos y creo que una de las claves para nosotras es la asertividad, es decir, aprender a poner límites a los demás, aprender a decir que no, todo ese proceso de expresar lo que tú sientes, lo que tú quieres, lo que tú necesitas, lo que tú deseas, sin miedo a la reacción de la otra parte. Parece muy sencillo pero es tremendamente complicado, porque no estamos acostumbradas, nos han educado para que seamos muy complacientes, para que digamos a todo que sí, para que no generemos problemas, para que no generemos malestares en los demás. Entonces siempre tenemos ese miedo a provocar un conflicto y la autodefensa emocional como propuesta es simplemente que aprendamos a decir lo que queremos, a decir no cuando tengamos que decir que no y a defendernos de todo un sistema que privilegia al hombre. Es tomar conciencia de tu propio poder para saber usarlo, porque no hablo en términos de guerra pero sí que es cierto que el sistema no permite la construcción de relaciones igualitarias porque como digo en el libro no hay igualdad, cuando nos sentamos a negociar partimos de una situación de desventaja estructural. Y es muy importante que podamos elegir qué tipo de pareja queremos tener, cómo vamos a negociar el tema sexual, son muchos factores que analizo en el libro, en los cuales nosotras también tenemos que aprender a decir con asertividad y con firmeza qué es lo que queremos. Además figúrate, cuando nos hacemos una pregunta nosotras mismas, es que me lo hice, me respondí: yo para estar bien necesito que mi familia, mi chico, mi hijo, estén bien. No, la pregunta es qué necesitas tú, y cuando empiezas a rascar te das cuenta de que nunca siquiera te has planteado esa pregunta, siempre has pensado qué quieren los demás, no qué necesitas tú. Qué impacto tiene en tu pareja, o sea sí, pero también es se trata de analizar qué impacto tiene en ti lo que desea tu pareja y si tú puedes ceder o no. El problema es que nosotras no calculamos al ceder de entrada, como un poco predeterminada, no sé, hay que configurar eso para que para no dejarnos llevar por lo que se espera de nosotras en un sentido tradicional. También tenemos voz y voto.
La autodefensa emocional como propuesta es que aprendamos a decir lo que queremos, a decir no cuando tengamos que decir no y a defendernos de todo un sistema que privilegia al hombre
Coral Herrera Gómez
– Para llegar a eso hablas de autocrítica y de ética amorosas.
– Es un método con el que yo me trabajo a mí misma, con el que trabajo en el Laboratorio del Amor y los talleres que hago. Tengo que tomar conciencia amorosa, después cómo interiorizamos nosotras la cultura amorosa -nuestros sueños, anhelos, necesidades- y después con esa toma de conciencia, lo que haces entonces es poner en marcha los mecanismos necesarios para liberarte. Porque para mí este trabajo es un proceso de liberación fundamentalmente y estas herramientas sirven para conocerte mejor a ti misma, para entender cómo funciona la cultura y cómo tú has aprendido a ser mujer, cómo tú has aprendido a amarte a ti misma, cómo has aprendido a relacionarte con los demás, siguiendo un patrón. Tomando conciencia de ello es como puedes cambiar el chip, o sea, posicionarte de otra manera. Sobre todo la autocrítica amorosa sirve para llevar la teoría a la práctica en tu devenir cotidiano, en tu día día, en tu realidad, llevar el discurso a tu cuerpo y a tus relaciones y de alguna manera bajo la premisa o bajo la esperanza o bajo la ilusión de poder llegar a tener una coherencia entre lo que pienso, lo que digo, lo que siento, lo que hago, que esto es uno de los principales problemas que tenía la mujer. El feminismo es un proceso que está siempre en construcción y en deconstrucción y donde hay un trabajo personal de desarrollo que hay que hacer para estar mejor, para vivir mejor, desde la idea principal de que las mujeres nos merecemos el derecho a disfrutar de una buena vida, no de sufrimiento ni de explotación. Cuando tú te lo crees, es cuando puedes poner en marcha toda esa serie de ideas que tienes sobre cómo deberían ser la relaciones en tu propia realidad.

– Pero esa idea del contrato amoroso, ¿cómo se te ocurrió?
– Precisamente porque hay un contrato social ¿verdad?. Porque todas nuestras relaciones son contractuales, basadas en una serie de pactos, no escritos generalmente, y no llevados a la realidad, pero lo cierto es que todas las relaciones son contractuales porque necesitamos un marco de actuación. Por ejemplo, igual que hay un código para para conducir un coche, con una señal de tráfico que entre todos estamos de acuerdo en que hay que respetarla, pues yo creo que en la relaciones románticas es muy importante, en lugar de dejar llevarnos por ese patrón que te comentaba de la estructura romántica tradicional, adueñarnos de lo que sentimos, no dejar que sea a ver qué pasa y qué sucede, sino poder configurar con tu compañero o con tu compañera una serie de condiciones, por ejemplo con unos límites que hay que respetar, una serie de pactos y acuerdos para ver cómo nos vamos a cuidar. Prácticamente es eso, cómo nos vamos a cuidar yo a mi misma que estoy en una relación; yo a ti; cómo nos cuidamos. Y cuando tenemos claro ese pacto, yo creo que nos ahorramos muchísimos malentendidos, nos ahorramos muchísimos conflictos también, porque el conflicto siempre va a venir porque no se respeta ese pacto. Dependiendo de los pactos a los que has llegado todo puede funcionar mucho mejor, por ejemplo si tú no sabes que a tu pareja le molesta no sé qué, cuando te lo dice puedes llegar a un pacto, pero si no te lo dice pues a lo mejor no tienes por qué saberlo. Entonces es un marco que nos permite establecer unas normas que nos permitan querernos bien, en un momento dado puedes decir de repente quiero cambiar de método anticonceptivo, o querer de otra manera, o cambiar la relación con tu familia, o con la mía, sobre todo las parejas de larga duración. Esos contratos hay que revisarlos constantemente, no solo para modificarlos sino también para ver si los estamos cumpliendo, igual hay que plantearse la posibilidad de separarse, porque también ese marco te permite saber si hay condiciones para seguir o no. Puedes llegar a darte cuenta de si hay condiciones para quererse o no en base a esos acuerdos, en realidad es un proceso de diálogo para luego construir algo como hacemos con cualquier proyecto político o empresarial.
– Se trata de romper el contrato patriarcal: «es injusto y monstruoso porque nos trata a todas como sirvientas y porque además nos encierra en una relación monógama. A ellos no».
– Exactamente, ahí tienen ellos siempre la ventaja y ellos siempre marcan la pauta. Cuando por ejemplo queremos saber qué tipo de relación quiere construir el otro, lo que solemos hacer es adaptarnos: a una relación abierta, a un matrimonio tradicional, a lo que el otro quiere. Hay que empezar a decir qué es lo que quieres, tu compatibilidad, también por el coste que tiene eso para los cuidados.
– Vuelves a poner los cuidados en el centro, entrelazados: «me cuido a mí misma, cuido a los demás, cuido el hogar en el que vivo y el planeta que me acoge».
– Es que tenemos que empezar a cuidarnos, podemos hacerlo en las nuevas generaciones en las instituciones educativas, que los niños aprendan a cuidarse, porque lo que les decimos ahora mismo es: no te preocupes que siempre va haber una mamá o un esposa que te va a cuidar. Hay que decir qué es lo que hay: tienes unas necesidades y tienes que aprender a cuidarte y aprender a cuidar a los demás y aprender a cuidar tus espacios y aprender a cuidar. Poner en marcha toda una estructura de cuidado en la cual los hombres protagonistas no sean solo los receptores de los cuidados, sino también dadores, porque en eso consiste: en recibir cuidados y darlos.
– Otro de los temas claves que abordas es el del poder. ¿Qué hacemos con ese poder que no podemos ignorar que existe, en el ámbito doméstico, en las redes sociales y afectivas?
– Aprender a usarlo, para no hacer daño a los demás. Se nos enseña a aprender a usarlo para beneficio propio, pues sería cambiar el chip y pensar en usar nuestro poder para el bien común. Para mí la clave es el bien común, aprender a usar nuestro poder para que nos vaya mejor a nosotras y a los demás.
La clave es el bien común, aprender a usar nuestro poder para que nos vaya mejor a nosotras y a los demás
Coral Herrera Gómez
– La mayoría de las mujeres ejercen ese poder desde la sumisión y no de frente.
– Creo que nos ahorraríamos tantos problemas si pudiésemos decir las cosas directamente: lo que nos molesta, lo que no, lo que nos parece, lo que no. Habitualmente las mujeres que saben ejercer su poder de una manera asertiva son tachadas de mandonas, tiránicas, con mal carácter. Sin embargo si son hombres son atributos positivos. La idea es muy clara, y es que no vamos a conseguir nada si nuestra actitud es masoquista, porque de alguna forma al situarte tú abajo, la otra persona se crece, entonces yo creo que un poco la base de la armonía de las relaciones es que nos podamos poner límites mutuamente y uno de los límites más claros debe ser el respeto, hacia la otra persona y también hacia la privacidad de la otra persona, hacia sus espacios y tiempos etc. Y creo que es fundamental que las mujeres no tengamos miedo de decir lo que pensamos, cuando siempre somos más proclives a dejar que sea el otro es el que lleve la batuta de las decisiones.
– Dices textualmente que “las mujeres hemos interiorizado la guerra mundial que existe contra nosotras, y la aplicamos contra nosotras y entre nosotras”.
– Es verdad que nosotras somos violentas entre nosotras, nos hacemos mucho daño a nivel emocional y psicológico. Nos falta un poco esa conciencia de clase y en la medida en que podamos cambiar nuestra forma de relacionarnos, para querernos mejor, para tratarnos mejor, que no tenemos porque estar de acuerdo en todo, tampoco tenemos que ser amigas del alma ni nada parecido, tenemos que tomar conciencia de que nosotras también somos patriarcales, porque nos han educado en el patriarcado, nos han dado unas herramientas y entonces el patriarcado nos quiere divididas, aisladas y enfrentadas. La clave es tratarnos bien y querernos bien entre nosotras, y sobre todo establecer alianzas en las cosas en las que podamos trabajar y en las cosas que tengamos en común. ¿Qué es lo que nos une a todas la feministas? El aborto, por ejemplo. Hay una serie de puntos que según el país, según la edad, la clase social, nos afecta de diferente manera pero nos afecta a todas, es algo universal que nos une y que ahí podríamos aprovechar.
El patriarcado nos quiere divididas, aisladas y enfrentadas. La clave es tratarnos bien y querernos bien entre nosotras, y sobre todo establecer alianzas en lo que tengamos en común
Coral Herrera Gómez

– Usas de forma consciente señas de identidad libertarias, como apoyo mutuo.
– (Sonríe). Yo me siento anarquista, feminista radical, abolicionista y el grupo de mujeres que me han aspirado en la vida son las mujeres libres del colectivo del mismo nombre, allá por el 36, me viene de ahí el concepto de compañerismo, del apoyo mutuo y el concepto de la solidaridad para mí son tres claves para la transformación que necesitamos, para la revolución amorosa que estamos haciendo.
– Has intervenido en la iniciativa #21oct21, en el Encuentro europeo hacia una Agenda feminista sobre Hombres y Masculinidades. Me parece oportuno otra cita del libro: “Lo que queremos es que el mundo se llene de hombres capaces de renunciar a sus privilegios, desobedientes que no se sometan al patriarcado y que se rebelen ante los mandatos de género. Valientes que hagan autocrítica y se liberen de los patriarcados internos, que aprendan a cuidarse y a cuidar, a tratarnos como compañeras. Con ganas de contribuir al cambio, capaces de construir relaciones sanas basadas en el apoyo mutuo, la responsabilidad afectiva y la ternura radical.” ¿Cómo están enfrentado los compañeros estos cambios?
– Ha sido como estar en un oasis en medio del desierto. O sea, son muy pocos y sí es así. Está llegando mucho más el mensaje de la extrema derecha y del fascismo porque los medios de comunicación ejercen como altavoces de sus ideas, está llegando mucho más a la población que la de los hombres igualitarios que se trabajan el patriarcado. Pero esos hombres existen de verdad, la gente no conoce el trabajo que están haciendo y ciertamente sus mensajes no calan en la población porque de alguna manera pues eso yo siento que los mensajes anti feministas y negacionistas están cobrando mucha fuerza. También la respuesta a esta pregunta depende mucho el día que me pilles: hoy después de un congreso te podría decir que vamos por buen camino, que es una maravilla los hombres concienciados, es estupendo y tal, y otro día me pillas completamente pesimista, porque yo también soy consciente de la burbuja en la que vivo, que yo luego cuando salgo a la calle digo vaya lo que nos queda. El trabajo que nos queda a las mujeres y a los hombres es impresionante, todo lo que nos queda.
El trabajo que nos queda a las mujeres y a los hombres es impresionante
Coral Herrera Gómez
Luego también es verdad que hay una capa de hombres, por ejemplo mis amigos que no son feministas, pero que afrontan la convivencia con una mujer y la creación de una familia desde una perspectiva sin ellos saberlo feminista o igualitaria. No tienen conciencia política pero que en casa apechugan, para que veas un detalle. Yo hacía tres años que no venía a España y el tercero que viene me acuerdo que pasé delante de un colegio y pensé qué hacen esos hombres ahí y le digo a mi hermana si es una manifestación y no, eran los papás que venían a recoger a los niños. En Costa Rica esa imagen no es común, en la puerta de los colegios no hay hombres, ni en el transporte público, ni en los columpios, ni en los parques infantiles, es la mamá la que está siempre, y aquí me resultaba raro. También hay una capa de hombres, por ejemplo los que vinieron ayer a la manifestación (del #21oct21) y se sumaron, los simpatizantes, con conciencia política. Pero si tú lo ves desde un punto de vista planetario son muy pocos, aquí en Europa por ejemplo yo tengo amigos que me dicen qué más queréis. ¿Qué más queremos? Porque todo el planeta entero está sumido en la el patriarcado, entonces hay hombres que asumen una posición igualitaria, los hay cada vez más y lo que tú quieras, pero son muy pocos y simplemente con echar un vistazo a las a las cifras del tiempo libre, lo hablo en el libro, se ve que ellos siguen disfrutando de mucho más tiempo libre y nosotras asumiendo las cargas. Yo creo que sí que es posible un cambio, que es un cambio muy lento porque lo que necesitamos es una revolución, pero bueno está siendo un cambio lento y hay que tirar por ahí, yo creo que ese es el camino. A los que se resisten, yo les digo esto es imparable, aunque espérate (con la extrema derecha).
Coral Herrera Gómez es doctora en Comunicación y Humanidades, escritora e investigadora feminista.
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