En el cuarto día de alarma por coronavirus, las auxiliares de ayuda a domicilio del ayuntamiento de Sevilla siguen llevando la mascarilla y la bata de domicilio a domicilio, en servicios mínimos. Así lo vienen denunciando desde el principio de la crisis sanitaria que ha dejado en casa a muchas trabajadoras pero no a ellas. Al tratarse de un servicio esencial, donde prestan cuidado a las personas dependientes, muchas de ellas mayores, no pueden quedarse en casa, a riesgo de ser represaliadas o despedidas.
El colectivo admite el miedo. A contagiarse, a contagiar a los mayores a los que cuidan, y también a que le recorten el salario o ver su nombre en un ERE o Expediente de Regulación de Empleo. A pesar de lo cual cumplen con su trabajo, sin los requisitos de prevención propios del sector socio sanitario al que pertenecen, considerado de alto riesgo. «Es verdad que es necesario el servicio sí o sí, pero salimos todos los días a la calle sin protección, estamos siendo las grandes olvidadas de esta crisis», explica Ana Richarte, delegada de CGT en la empresa Claros, subcontratada por el ayuntamiento, y secretaria de la Plataforma andaluza del SAD o Servicio de Ayuda a Domicilio. «Nos han dado una mascarilla por día (para los quince días en principio previstos de estado de alarma) y no a todas. Si una compañera tiene dos domicilios que cubrir, tiene que llevar la misma mascarilla de uno a otro, algo poco higiénico, con la que está cayendo. Batas (uniformes) desechables, tampoco tenemos».
La proximidad inherente al mismo servicio que prestan, dificulta aún más la aplicación de las medidas de prevención adoptadas por el gobierno. «No podemos mantener la distancia de un metro con nuestros usuarios, sobre todo si son grandes dependientes». Una situación que han denunciado a la Inspección de Trabajo, vía telemática ya que no abre durante la cuarentena, y a las propias Consejerías de Salud y Familias, y de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta, a través de sendos escritos registrados a los que ha tenido acceso La Giganta digital.
«Somos portadoras, pero también somos sus manos, sus brazos y sus piernas»
Isabel A.C., otra auxiliar, confirma que disponen de guantes desechables, pero no de batas o uniformes. En cuanto a las mascarillas, «se las han dado a algunas, no a todas». Y explica con detalle lo que a su juicio está pasando con su gremio: «hacemos una labor social, es cierto que no somos médicas ni trabajamos en hospitales, pero vamos a las casas de nuestros usuarios. Aseamos a personas que llevan en la cama mucho tiempo y que si nosotras no vamos, esas personas se quedarían postradas días y días. Da igual que vayamos a un hogar una hora que cuatro, mientras que hagamos nuestro trabajo. Somos posibles portadoras, pero también somos sus manos, sus brazos y sus piernas».
«No nos quejamos por hacer nuestro trabajo, pero al menos con las medidas de protección adecuadas. Estamos viviendo una situación de miedo por el coronavirus, la ciudadanía sólo saben del virus lo que los medios de comunicación van contando, recelando de que la cosa sea peor de lo que ya se conoce. Lo cierto es cada vez hay más personas infectadas, y que tanto el Gobierno central como la Junta han tomado medidas. En los ambulatorios todos están con sus mascarillas, los centros de día se han cerrado, los colegios e institutos. Por todos lados se habla de teletrabajo, y yo me pregunto cómo hacemos las auxiliares de ayuda a domicilio nuestra labor. Estamos viendo que se han tomado las medidas de prevención para restringir las visitas a las residencias de ancianos al tratarse de la población más vulnerable como nos han dicho, pero nadie ha tenido en cuenta que somos nosotras las que trabajamos con estas personas vulnerables en sus domicilios, colocándonos como posibles portadoras en caso de contagio», continua. Y reclama «batas desechables sin escatimar, mascarillas homologadas sin escatimar, y que en caso de infección o contagio sea considerado accidente de trabajo».
El testimonio de Isabel Perez, otra auxiliar de ayuda a domicilio sevillana, es concluyente: «hacemos un bien social. Es cierto que no somos medicas o enfermeras, pero somos sociosanitarias. Estamos en contacto con ellos, hacemos un equipo, les informamos de todas las dolencias de los usuarios, preparamos medicación, aseo, ayudamos a ejercitarse con ejercicios de psicomotricidad a personas con movilidad reducida, realizamos ejercicios cognitivos para personas con alzheimer, gestionamos las compras, la asistencia con los médicos, aparte de la limpieza diaria de sus estancias. Y no nos están teniendo en cuenta, no se están enterando de que somos portadoras al no tener los EPIS o equipos de protección individual adecuados».
La auxiliar María José Navarro en vídeo:
Denuncia a nivel andaluz
Este es el escrito registrado por CGT en las Consejerías de Salud y Familias, y de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía:
La falta de dotación de los equipos de protección individual a las personas que ejercen de auxiliares de ayuda a domicilio en Andalucía y el descontrol de las administraciones hacía las empresas concesionarias, que se lucran con dinero público a costa de las necesidades de atención a personas dependientes en nuestra Comunidad y del maltrato demostrado a las trabajadoras y trabajadores, está convirtiendo a la plantilla del SAD en portadora y transmisora del coronavirus, domicilio a domicilio, de personas que están dentro del grupo de mayor riesgo entre la población.
El Decreto de Alarma del Gobierno central no fija unos servicios mínimos a prestar, dejando en su artículo seis (limitación a la libertad de circulación) apartado e), como algo genérico, la asistencia y cuidado a mayores… y personas especialmente vulnerables, sin tener en cuenta las características de la labores que desarrollan los auxiliares del SAD que van de casa en casa, sin fijar unas limitaciones del trabajo que realizan en una situación tan especial y sin garantizarse por decreto las mínimas condiciones higiénico sanitarias en las que deben trabajar para evitar que se conviertan en un vehículo de propagación del COVID-19, además de la exposición al riesgo personal que se les somete al no poder quedarse en casa (como se recomienda para el resto de la población) y obligarles a trabajar sin las medidas de seguridad mínimas para garantizar su salud y la de los usuarios.
Por lo general, las trabajadoras y trabajadores del SAD no cuentan con mascarillas homologadas, con uniformes desechables en cada domicilio ni guantes adecuados dado que las empresas, tanto privadas como algunos Ayuntamientos andaluces, escatiman en estos equipos de protección limitándose a enviar a las/os profesionales a riesgo y ventura a los domicilios sin preocuparles ni la salud de sus empleadas/os ni la de los usuarios/as convirtiéndoles en verdaderos focos de recepción y transmisión del peligroso virus, en muchos casos con jornadas partidas diarias, por lo que se aumenta la exposición al riesgo en la mayor parte del día.
Desde CGT exigimos a las distintas Administraciones Públicas que se garanticen unos servicios mínimos en la Ayuda a domicilio que incluyan únicamente durante esta crisis del Coronavirus, el aseo personal, la alimentación y medicación de las personas dependientes para minimizar la exposición al riesgo de estas y de las profesionales e igualmente clamamos, para demostrar una verdadera vocación contra la expansión del susodicho virus, que se vigile y dote a las profesionales del SAD de los equipos de Protección individuales desechables para el uso en cada uno de los domicilios en los que tengan que trabajar. De no ser tenidos en cuenta estos reclamos básicos para impedir la propagación y garantizar la salud de personas usuarias y profesionales, nos obligarán a adoptar las medidas previstas en la Ley de Prevención de Riesgos laborales paralizando el servicio por riesgo grave e inminente.
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