Hace muchos años mi padre, maestro de profesión y de vida, llegó a casa contando que un alumno le había ganado al ajedrez. Yo no pude evitar reírme porque, a una edad tan temprana, consideraba que un adulto ni podía equivocarse ni podía “perder”, en el sentido más estricto de la palabra. Cuando terminé mi catarsis, mi padre me dijo: “Fátima, quien no se arriesga en cualquier juego, y en la vida, ni pierde ni gana”. Qué sabias palabras y cuánto me hacen echarle de menos… Esa frase, modificada con los años, me ha servido de guía en mi camino. Hoy por hoy, me arriesgo, me atrevo a todo porque –he aquí una variación de las palabras de mi padre– “unas veces gano y otras aprendo”.
Tener casi 40 años, ser mujer y periodista no es nada fácil. La precariedad laboral y una ausencia total de conciencia colectiva, además de tener que luchar con el escritor y periodista que toda persona lleva dentro, hacen que me plantee en numerosas ocasiones la idoneidad de mi profesión. Pero otras veces –ay esas otras veces–, creo que es el mejor trabajo del mundo porque tengo el privilegio de dar voz a historias y personajes que iluminan mi presente y llenan de esperanza el futuro. Solo por eso merece la pena ser lo que somos: periodistas y personas comprometidas y honestas con lo que hacemos. Escribía André Malreux: “Quien se queda mucho tiempo mirando a los sueños termina pareciendo una sombra”. Estas líneas, estas páginas, son un sueño hecho realidad que hacen que huyamos de la sombra de no arriesgarnos. Soy periodista, tengo casi 40 años y no me gusta hablar de mí, pero nobleza obliga porque, y esto también me lo enseñaron mi padre y mi madre, arriesgarse es vivir.
Enhorabuena por este nuevo proyecto y mucha suerte, ojalá os vaya de maravilla. Seguro que merece la pena el riesgo ; )
Hacen falta más periodistas que cuenten lo que pasa de verdad, no lo que les interesa a las autoridades mostrar. Creo que es un proyecto muy interesante, lleno de valores, guiado por un periodismo de verdad. ¡Felicidades!