El confinamiento en nuestras casas debe ser cumplido mientras dure el estado de alarma por el coronavirus, aunque el Gobierno incluye algunos supuestos que permiten a ciertas personas salir a la calle por motivos médicos justificados. Ejemplo de ello es el Trastorno del Espectro Autista (TEA) o conductas disruptivas cuya situación, al sacarlos a pasear, les calma, les baja los niveles de estrés y ansiedad. “Ellos no saben gestionar su tiempo, necesitan cambiar de ambiente porque eso les relaja”, aclara Antonio Guerrero, presidente de la Fundación del mismo nombre y de la Plataforma de Atención Temprana de Andalucía (PAT).
En enero la PAT organizó una concentración por una niña autista cuyos padres denunciaron los insultos que sufría en el colegio. “Es un caso muy concreto”, explica el presidente. “Como otros más, lamentable, intolerables, pero puntuales; más del 99,9% de los profesionales, son excelentes, muy sensibilizados y cariñosos. Esos son casos puntuales que hay que atajar inmediatamente. Pero no seriamos justos si decimos “los profesores son…”.
Recientemente, también, a todos nos suena el caso de un niño con TEA de nueve años en Leganés que salió a la calle acompañado de su padre, con el obligado justificante médico en mano, y que recibió abucheos y gritos. “No sé si sabían que ese niño padecía autismo, creo que no”, lamenta Antonio Guerrero. “Propuse que llevaran una prenda distintiva y me dijeron que eso era señalarlos. Ahora la están llevando y las increpaciones han bajado. Pero cuando, aun así se producen, me lleva a la conclusión de la falta de empatía de la sociedad. Somos egoístas”.
La recomendación de Guerrero a las madres y padres es, sin embargo, “que no saquen a sus hijos, es exponerlos”. ¿Qué pasaría con un niño o adulto con autismo ingresado -solo, sin compañía- en un hospital? “Entiendo que llegan a un punto en que necesitan sacarlos, pero les recomiendo que no los expongan, se pueden infectar y ser portadores. Que les cambien las rutinas. Si algún colectivo debe quedar protegido y aislado es este. Repito, sería devastador un ingreso hospitalario, no les podrían poner un respirador, se lo quitarían. Sería uno más en el triaje y sería desechado”.
«No solo hay que informar y formar, la diversidad es un hecho y convive con nosotros»
Plataforma de Atención Temprana
Esta plataforma nace en 2015, cuando un día Antonio -sevillano de 65 años, abuelo de un niño con Trastornos del Lenguaje, “que interesa más por lo que hace que por lo que es”- fue a llevar a su nieto al CAIT (Centro de atención infantil temprana) y su logopeda le dijo: “Hay problemas en atención temprana”. Tras esa situación, reconoce, “yo no sabía qué era atención temprana”. Cuando llegó a casa se dio cuenta de que “no es que había problemas, es que no había nada. Los niños mal atendidos, los CAIT mal pagados y los padres desesperados”.
La Fundación Antonio Guerrero nace, pues, como una evolución de esa primera PAT. “Después de más de tres años de ser un movimiento reivindicativo, quisimos ser proactivos y participativos”, reconoce. Y, ahora, su fundación, “tiene un patronato de diez personas y un comité científico de 16 eminencias del mundo de la ciencia, medicina, educación y antropología”.
«En dar a quien lo necesita está la recompensa»
La institución ofrece asesoramiento y gestión para tramitación de becas, certificados de discapacidad, relaciones con los colegios; asesoramiento legal y jurídico e intermediación con la administración para solución de diversos asuntos. Pero, lo más importante, teniendo en cuenta que el 12% de la población tiene algún tipo de discapacidad -casi un millón en Andalucía y más de cinco millones y medio en España- es que no está cerrada a sus socios, sino abierta a toda la sociedad, andaluza y del resto de nuestro país.
Tal vez, apunta Guerrero, “de lo que más sanamente orgullosos nos sentimos es de nuestras donaciones a la investigación. Entendemos que en ella está la cura o la mejora en la calidad de vida de las personas con trastornos genéticos, cognitivos, sensoriales…”. Por tanto, ayudamos a todos los niños y niñas del mundo, pues un descubrimiento científico es para el mundo y no para un país, región o sector”. Además, añade, “no seríamos congruentes si nos limitamos a ayudar a los más pequeños únicamente. Ellos crecen, sus trastornos permanecen, dejarlos por el simple transcurso del tiempo no sería solidario. O igualmente el caso de la persona que esté sufriendo un ictus, accidente o caída y entre en el mundo de la discapacidad; donde es muy fácil entrar pero casi imposible salir”.

¿Qué falla en la sociedad?
“La empatía. La solidaridad. La formación y la información. Los grandes fracasos en la educación traen estos comportamientos, no solo insolidarios sino desinformados. ¿Sabe quien nos lee las características de un niño con autismo, qué se le puede hacer o decir y qué no? Si informas en un documental, te cambian el canal. Hay que hacerlo desde la cuna, desde las guarderías, desde los colegios. Pero no solo hay que informar y formar sobre esto, sino que la diversidad es un hecho y convive con nosotros. Y sobre todo pensar que a cualquiera le puede nacer un hijo, sobrino o nieto con trastornos, o padecer un ictus, accidentes…”.
Aunque el padre de este niño ha explicado su caso en las redes y ha recibido un apoyo multitudinario, hoy, en plena crisis del coronavirus, Guerrero lo tiene claro: “Las fuerzas de orden saben que hay permiso para salir en estos casos. ¿Lo respetan los vecinos? Hay de todo. ¿Yo, como padre o abuelo?, no los sacaría. La contrapartida a una infección es demasiado grande. Y la consecuencia, trágica”.
“No hay camino para la inclusión, la inclusión es el camino”
Ese es el lema de Fundación Antonio Guerrero. Ahí caben todos. “Si podemos pensar que tu hija, nuera, novia o esposa pueden tener un hijo con trastornos, cambia tu concepción y entonces nos convertimos en personas proactivas y solidarias, empáticas y sensibles”. Es fácil ¿verdad?, pues “no hay manera”, lamenta Guerrero quien, sin embargo, anuncia que van a abrir un CAIT en Polígono Sur de Sevilla y 3.000 viviendas, “con una población de 50.000 personas y donde no hay ninguno”. Ayudarán a niños y niñas con trastornos en su desarrollo, desde cero a seis años, incluido todo el periodo de los seis años. Tendrá Sala Multisensorial y de Estimulación y Fisioterapia de última generación. Como son una entidad sin animo de lucro, con los beneficios obtenidos becarán, para poder atender desde al ámbito educativo, a la población de 7 a 12 años. “No podemos dejar de atender a los niños por el simple transcurso del tiempo. Un niño o niña con autismo, síndrome de Down o parálisis cerebral, lo será toda su vida. ¿Tenemos derecho a dejarles desatendidos?». En estos momentos de crisis anima a mantener la calma: “La serenidad y la reflexión son nuestras mejores aliadas”. Tal vez, en una de esas reflexiones, “te des cuenta de lo vulnerables e indefensos que somos. Pero sobre todo lo ególatras, ambiciosos, egoístas y poco solidarios que también somos. Si eso ocurriera, seremos mejores y nos sentiremos muy bien. En dar a quien lo necesita está la recompensa”.
Más información
Lo recomendable, siempre, es que los padres y madres se pongan en contacto con los CAIT de su zona u asociaciones oficiales. Quienes opten por la Fundación Antonio Guerrero, asegura su alma máter, “tienen que saber que les podemos llevar de la mano y darles una información contrastada y fidedigna”.
–Página Web: www.fundacionantonioguerrero.org
–Teléfonos: 635153513 (María) y 670863686 (Antonio).
–Correo electrónico: trabajosocial@fundacionantonioguerrero.org
–Facebook: Fundacion Antonio Guerrero
–Twitter: @FundacionAG
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