La ilustración y las redes sociales cada vez se dan más la mano. Buen ejemplo de ello es Amalia Torres (@amalietorres), una ilustradora valenciana de 25 años. Tras especializarse en pintura en la carrera de Bellas Artes de la Universitat Politécnica de Valencia, comenzó a interesarse por el mundo de la ilustración. Y es, a través del pincel, de donde proviene su gran defensa por la igualdad. Feminista declarada, centra sus ilustraciones en las desigualdades que afectan a las mujeres y la crítica al canon de belleza femenino. Joven pero sobradamente preparada.
–¿Cuándo surge tu amor por las artes?
–Dibujo desde que tengo memoria, fui una niña muy tímida y usaba el papel y los lápices de colores como refugio. Tuve la inmensa suerte de que mi padre era aficionado al arte y me apuntó a clases de dibujo desde muy pequeña. Ya desde los 7 años decía que quería ser pintora y nunca más cambié de idea. Mi otra pasión siempre ha sido la pintura, es más, durante la carrera me especialicé en pintura al óleo, no fue hasta después de terminarla que comencé con la ilustración.
–¿Y quién es tu referente en el campo de la ilustración?
–Por suerte, hoy en día, gracias a las redes sociales se puede llegar a conocer a tantos ilustradores de todo el mundo que tengo multitud de referentes. Pero centrándome en ilustradoras a nivel nacional, mencionaría a Maria Hesse, Naranjalidad, Lola Vendetta, Elena Garnú y Ana Penyas, entre otras. En la vida, por otra parte, tengo la suerte de contar con mujeres fuertes, generosas e inteligentes que son mis modelos a seguir.
“El feminismo ha repercutido de una forma muy directa en el mundo de la ilustración, ha habido un auge de ilustradoras feministas como reflejo de camino que han decidido tomar la mujeres y la sociedad”
–Dentro del ámbito que conoces, ¿qué contexto vive tu profesión en la actualidad?
–Creo que podríamos decir que vivimos un momento de auge en la ilustración; gracias a las redes sociales los artistas tenemos un escaparate para llegar al público con facilidad y esto ha provocado que cada vez haya más gente que valore la ilustración. Ya no solo se usa como un medio publicitario o para ilustrar libros o textos, sino que funcionan como obras independientes donde el artista se expresa libremente. Esto ha provocado que tanto editoriales, marcas o los propios artistas apuesten cada vez más proyectos centrados en esta disciplina.

–¿Qué papel tiene la mujer dentro de la ilustración? ¿Cómo te sientes tú con respecto a tus compañeros ilustradores?
–Actualmente, las mujeres tienen un papel decisivo, al menos en España. Si vas a la sección de ilustración de cualquier librería verás que la mayoría de publicaciones más vendidas han sido realizadas por mujeres. Creo que nosotras tenemos la oportunidad de tratar todos esos temas que hasta ahora no se tocaban y de aportar nuestra visión alejada de una mirada masculina. Respecto a cómo me siento en relación a mis compañeros ilustradores, la verdad es que no sabría decirte. En mi campo casi siempre he tratado más con mujeres que con hombres y con los hombres que he tratado siempre ha sido desde una relación de iguales.
–Muchas de tus imágenes reflejan y reivindican el papel de la mujer, ¿qué hay detrás de ellas?
–Detrás de ellas está mi visión del feminismo y el reflejo de mis propias vivencias personales. Como cualquier mujer he sufrido el machismo en mis carnes y lo que intento es trasladar estas experiencias propias a lugares comunes que hemos vivido todas las mujeres, para que mis espectadoras puedan sentirse reflejadas y puedan reflexionar sobre ellas. Creo que como ilustradora tengo un arma muy potente: las imágenes son un medio que me permiten transmitir conceptos de una forma clara, concisa y sin que el espectador tenga que dedicar mucho tiempo. Estas ilustraciones son mi forma de aportar mi granito de arena a esta lucha tan importante.
“Si vas a la sección de ilustración de cualquier librería verás que la mayoría de publicaciones más vendidas han sido realizadas por mujeres”
–Además, algunas de tus imágenes hacen referencias a los “cánones establecidos” por la sociedad y haces una crítica a través del pincel…
–El canon de belleza que se impone a la mujer es un tema que me ha interesado desde la adolescencia, incluso antes de descubrir el feminismo. Durante esa época de mi vida tuve problemas para aceptar mi cuerpo y lo pasé realmente mal en algunos momentos, me obsesioné con mi peso y con alcanzar la imagen de mujer que veía en la publicidad e Internet. Con los años he entendido que esto se debe al canon que nos imponen y que no necesito encajar en ellos para ser válida. Con mis ilustraciones intento que esto llegue a más mujeres, para que no se sientan como yo me sentí en aquellos años.
“El canon de belleza que se impone a la mujer es un tema que me ha interesado desde la adolescencia. Tuve problemas para aceptar mi cuerpo, me obsesioné con mi peso y alcanzar la imagen de mujer que veía en la publicidad y en Internet”
–¿La educación en igualdad dónde debería darse? ¿Crees que se está haciendo bien desde el ámbito familiar, social y escolar? ¿Qué crees que debería mejorarse para llegar a una igualdad plena y sin que exista la violencia?
–Este es un tema muy complejo y no sé si soy la más indicada para hablar de él, pero en mi opinión la educación en igualdad debería darse en todos los ámbitos de la vida, ya que el machismo llega a todos ellos. Sin embargo, la educación es el factor clave para acabar con el machismo, ya que todas estas actitudes se aprenden desde la infancia y es mucho más difícil de construirlas una vez se es adulto. Y esta educación feminista debería darse en todos los ámbitos, tanto en la familia como en la escuela.
Creo que ha habido muchos avances en los últimos años, cada vez más escuelas optan por educar en la igualdad desde una mirada feminista; tengo amigas profesoras que tratan estos temas en sus clases. Esto me parece clave, se tiene que fomentar la igualdad especialmente en los colegios, pero también desde la política y los medios de comunicación. Los adultos también tenemos que hacer un gran esfuerzo para deconstruirnos y quitarnos todos esos comportamientos y prejuicios machistas que tenemos desde niños para no trasmitírselos a las futuras generaciones.
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