En los últimos años, siempre que tengo ocasión de hablar de literatura y alguien me pide mi opinión sobre algún escritor o escritora que destaque por encima de la media, acabo citando a la genial autora canadiense Alice Munro (Wingham, Ontario, 10 de julio de 1931), la ganadora del Premio Nobel de Literatura en su edición del año 2013, premio que le fue otorgado por, según las palabras de la Academia sueca, ser “una maestra del relato corto” y porque «su estilo es claro y de un realismo sicológico».
TEXTO: Rafael Calero Palma (escritor y poeta).
Supe por primera vez de esta maravillosa y singularísima escritora a principios del siglo XXI. Si mal no recuerdo, fue cuando cayó en mis manos un artículo que alguien dedicaba a ese grupo de escritoras norteamericanas que a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado inyectaron sangre nueva al relato corto, renovando sus estructuras, sus temas, sus formas y maneras. Me refiero a escritoras como Amy Hempel, Lorrie Moore, Lydia Davis, Grace Paley, Mary Robinson, Joy Williams, Cynthia Ozick, Ann Beattie y, por supuesto, sobresaliendo de entre todas ellas, Alice Munro.
En aquellos días me leí todo lo que encontré de esta autora y actualmente voy leyendo sus nuevas obras, cada vez que tengo la suerte de que publica una nueva colección de relatos o una novela, los dos géneros en los que Munro es toda una maestra. Cada equis tiempo vuelvo a releer algunos de sus libros, sobre todo los relatos, que me apasionan, y me parecen de lo mejor que se ha escrito en las últimas décadas. Y he de decir que en cada una de esas nuevas aproximaciones a su obra, encuentro matices en los que no había reparado con anterioridad, pequeños detalles que a priori me habían pasado desapercibidos, palabras que brillan como metal bruñido y que hacen de Munro una escritora muy superior a la media actual. Lo mismo me ocurre con Amy Hempel (de la que hablaré detenidamente un día de estos). Alice y Amy, dos autoras a las que no me canso de releer.
Alice Munro ha publicado hasta la fecha más de quince libros, entre novelas y colecciones de relatos, consiguiendo los premios más importantes tanto en su Canadá natal como en el resto del mundo, incluido el Nobel de literatura, como ya hemos señalado. La mayoría de la obra de Alice Munro está traducida al castellano. Obras como: Las lunas de Júpiter (1982), Progreso del amor (1986), Amistad de juventud (1990), Secretos a voces (1994), El amor de una mujer generosa (1998), Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio (2001), Escapada (2004), La vista desde Castle Rock (2008), Demasiada felicidad (2009) o Mi vida querida, (2012) se pueden encontrar con facilidad en las librerías españolas.
«En los relatos de Alice Munro, uno nunca sabe cuándo se va a topar con esa frase, ese giro inesperado que hará que todo se tambalee»
De entre todos los libros que he tenido oportunidad de leer de la autora canadiense, mi preferido es Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio, publicado en 2001, aunque en España tuvimos que esperar hasta 2007 para que RBA lo editara traducido al castellano. De cualquier manera, tengo que confesar que me gustan mucho más sus libros de madurez que aquellas primeras obras donde todavía no era la cuentista magistral que ha llegado a ser. No obstante, cualquiera de sus obras merece la pena y mucho: Escapadas, por ejemplo, es un libro magistral. Lo mismo ocurre con sus más recientes obras, Demasiada felicidad o Mi vida querida.
De la obra de Alice Munro me sorprenden, sobre todo, tres aspectos: el primero es su minuciosa capacidad para nombrar el mundo. Nunca antes había leído a un escritor que fuese capaz de nombrar, de una manera tan personal —me atrevería a decir, tan femenina, en el mejor sentido de la palabra— el espacio que le rodea. Por poner un solo ejemplo, jamás pude imaginar que existiesen tantos tipos de flores distintos como los que aparecen en los relatos de Munro. El segundo aspecto que me sorprende de la obra de esta autora, es el apego que siente por su tierra natal. La práctica totalidad de sus relatos tienen lugar en su Ontario natal. Un claro ejemplo de cómo lo local acaba siendo universal. Algo que, antes que ella, ya habían cultivado otros cuentistas como Antón Chejov y Flannery O´Connor, dos de sus referentes más inmediatos (otras influencias directas en su manera de entender la literatura las podemos encontrar en las escritoras Katherine Anne Porter, Carson McCullers y, sobre todo, Eudora Welty). Y por último, quizás lo más fascinante de todo: Alice Munro hace que lo pequeño, lo cotidiano, lo incluso vulgar, adquiera tintes dramáticos. En los relatos de Alice Munro, uno nunca sabe cuándo se va a topar con esa frase, ese giro inesperado que hará que todo se tambalee, que todo el sistema de valores de tal o cual personaje se venga abajo como un castillo de naipes. Exactamente como ocurre en la vida real.
De todos los relatos que ha escrito Alice Munro que he tenido oportunidad de leer, mi favorito, sin ningún género de dudas, es “Demasiada felicidad”, incluido en el libro homónimo publicado en 2009. En él cuenta la historia de Sofia Kovalevski, matemática rusa de mediados del siglo XIX, primera mujer que dio clases en una universidad europea, y de su periplo por toda Europa buscando una universidad que admitiera a mujeres como profesoras.
Las historias escritas por Alice Munro han sido llevadas al cine en más de una ocasión. Por ejemplo, en 2006, la actriz y directora Sarah Polley dirigió Lejos de ella, una película basada en el cuento “El oso vino por la montaña” incluido en la colección Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio. Aunque quizás, la adaptación que gozó de más éxito fue la realizada por el director de cine Pedro Almodóvar en 2017. El director manchego adaptó tres relatos del libro Escapada, titulados “Destino”, “Pronto” y “Silencio”, que tratan diferentes momentos vitales en la vida de un mismo personaje femenino. La película a la que nos referimos se llamó Julieta, y fue interpretada de manera soberbia por las actrices Emma Suárez y Adriana Ugarte.
Si aún no conoces la obra de esta genial escritora y no has tenido ocasión de leer ninguna de sus magníficas colecciones de relatos, te aconsejo que busques alguna y la leas. Cualquier de ellas sirve para adentrarte en su personalísimo universo, donde la ironía y la desesperanza, el fracaso y el dolor, conviven armónicamente en la misma página. ¿Te vas a perder a una de las más destacadas escritoras de las últimas décadas? Sigue el consejo de Jonathan Franzen y lee a Alice Munro, “una de las mejores narradoras de hoy”.
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