La madrugada del jueves, el Senado argentino paralizaba el aborto legal y gratuito y empezaba un nuevo capítulo en la lucha de mujeres como Luz Osman, comunicadora social, estudiante de relaciones internacionales y feminista. El 8 de agosto estaba de paso por Sevilla y participaba en un acto de apoyo organizado por la Asamblea Feminista Unitaria de Sevilla en Plaza Nueva.
Luz tiene 28 años y nació en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Huanguelén, aunque reside en la Capital Federal desde los 18. Hace 6 empezó a jugar al fútbol y descubrió «todo un mundo de mujeres que se animaban a romper los prejuicios -este deporte es el más popular en Argentina y es monopolizado por el patriarcado- y a luchar contra el machismo desde el deporte». El movimiento Ni Una Menos en 2015 «fue el segundo impulso que me llevó al feminismo y hoy me asumo como feminista en construcción. Mis lugares de militancia no son espacios formales sino el deporte, la comunicación y todos mis entornos sociales en donde busco expresarme políticamente».
– La ley del aborto no ha pasado el trámite del Senado. ¿Os lo esperábais?
– Sinceramente, sí. El Senado es una cámara muy conservadora y desde hacía días sabíamos que este era el resultado más probable. Sin embargo, después de lo ocurrido en Diputados conservábamos un halo de esperanza. De cualquier manera más allá de esta derrota formal, hemos vencido como movimiento y en las calles. Algo cambió en la Argentina y la ‘marea verde’ va a triunfar tanto en las reinvindicaciones institucionales y legales como a nivel cultural y social, que es donde está el cambio más profundo que realizar.
– La victoria del no ha sido muy ajustada, 38 votos a 31. ¿Está la sociedad argentina muy dividida en este tema?
– No tengo datos para saber si hay una división de iguales. En mi entorno y lo que veo en las calles es que hay una mayoría fortísima que está a favor de la legalización del aborto. Sin embargo es cierto que existen grupos y sectores conservadores muy poderosos que mantienen algo de apoyo -me refiero principalmente a la iglesia Católica y Evangelista-. Estoy convencida de que uno de los principales triunfos de este momento es que el aborto salió del closet (armario) y que se logró difundir con mucha más masividad que la maternidad es una elección de quien gesta, y que el aborto es un derecho necesario y una cuestión de salud pública que, tarde o temprano, -pareciera que más tarde que temprano- va a ser Ley.
«El aborto es un derecho necesario y una cuestión de salud pública que tarde o temprano, pareciera que más tarde que temprano, va a ser Ley»
– El de ayer fue el último trámite hasta ahora de una lucha que ha puesto a las mujeres argentinas en el ojo de todo el planeta. ¿Cómo ha sido este movimiento en la calle?
– El feminismo ha sido el movimiento más poderoso y transversal que surgió en los años en la Argentina. Diría que es un movimiento no centralizado pero muy organizado al mismo tiempo a través de una autogestión no capitalizada por ninguna estructura formal y que cada vez gana más en contenido, reinvidicaciones y triunfos. Para mi el feminismo es un hogar, un espacio donde me siento abrazada por mis hermanas y desde donde se puede transformar la sociedad. Todo esto se vio en las calles. La alegría, el color y la unidad fueron características muy evidente en todas las movilizaciones feministas que hubo en los últimos años. La calle es nuestra.
«El feminismo ha sido el movimiento más poderoso y transversal que surgió en los años en la Argentina»

– Se dice que cada minuto y medio aborta una mujer en tu país y lo tiene que hacer de forma clandestina, con riesgo de muerte.
– Sí, hay muchísimos datos que se fueron exponiendo en las audiencias en el Congreso que demuestren que el aborto es la principal causa de muerte materna y, en especial, entre las mujeres pobres. Atender a una mujer que se desangra o tiene una infección generalizada por un aborto clandestino es mucho más caro para el sistema de salud que el aborto legal. Sin embargo, este razonamiento que es tan evidente fue desoído por 38 senadores que votaron en contra del proyecto.
«El aborto es la principal causa de muerte materna y en especial entre las mujeres pobres»
– Las estudiantes tienen un papel destacado.
– Sí. Son una de las fuerzas más poderosas en este momento. Luciana Peker, una periodista argentina brillante, dice que esta es la revolución de las hijas porque es esa generación, la de las pibas de colegio secundario, la que está tomando la posta (asumiendo la responsabilidad) y está transformando desde muy pequeñas la sociedad patriarcal en la que vivimos en Argentina. También es justo decir que hay muchas otras mujeres que están levantando esta bandera hace muchísimo tiempo -como Luciana y tantas otras- que han sido fundamentales para que vivamos este momento.
-El papel de la iglesia católica también está siendo sido clave.
– Sí. Un papel muy triste el que ha ocupado. Si bien existen movimientos feministas católicos que se han expresado públicamente a favor del proyecto, como institución las iglesias catolicas y evangelistas han jugando un rol siniestro presionando a diputados y diputadas y senadores y senadoras para que voten en contra del proyecto. Durante esta lucha también se puso de manifiesto la necesidad de que nuestro país sea verdaderamente laico. El eslogan ‘Iglesia y Estado, asuntos separados’ resume esa urgente necesidad de que esta institución machista y conservadora deje de ser quién legisle sobre nuestros cuerpos y vidas.
«El eslogan ‘Iglesia y Estado, asuntos separados’ resume esa urgente necesidad de que esta institución machista y conservadora deje de ser quién legisle sobre nuestros cuerpos y vidas»
– Visto lo visto en las instituciones, que dan la espalda a las demandas sociales, ¿confiáis en esta vía legal, o hay algunas alternativas?
– Yo no confío en la vía legal, pero es necesaria para garantizar derechos y para evitar que las mujeres sigamos muriendo. Sin embargo está claro que el poder no está solo en las instituciones sino que es una relación desigual de opresión que se ejerce en todos lados y que por eso la lucha tiene que ser radical. Para decirlo rápido, hay que transformar todo.
– ¿Por qué el Estado tiene que hacer leyes para controlar el cuerpo de las mujeres?
– El Estado como institución burguesa tiene desde su origen toda una maquinaria al servicio del control de los cuerpos –Foucault lo muestra muy bien en todos sus libros-. Por eso es tan importante esta lucha, porque es una lucha por recuperar la autodeterminación de los cuerpos y poder elegir de una buena vez por todas qué es lo que queremos hacer con ellos. Hoy ya muchas lo hacemos, legal o no, si no deseamos un embarazo, abortamos. El problema es que en el camino hay muchas mujeres que mueren en el intento o que no se animan y terminan viviendo maternidades forzadas. Esta situación nos impone tener que luchar dentro de las estructuras del Estado. Pero, nuevamente, la lucha no acaba ahí.

– ¿Y ahora qué? ¿Cuál podría ser el siguiente paso, al seguir con una ley de 1921?
– Se puede volver a presentar el proyecto el año que viene pero sería la misma composición en el Congreso, con lo cual no está claro que vaya a suceder. En 2020 ya habría un recambio y podría discutirse nuevamente pero ahora sí con más chances (posibilidades). La realidad es que la mayoría de los y las senadoras que votaron en contra son personas mayores de 50 años. Entre las nuevas generaciones de dirigentes este es un tema ya resuelto en su mayoría.
– ¿Cómo crees que va a pasar a la historia el 8 de agosto?
– Como una noche agridulce. Llovió en Buenos Aires, hacía mucho frío, pero igual la ‘marea verde’ inundó las calles para decirle al mundo que para nosotras esto ya es un tema resuelto. Mientras tanto, en el Senado unas pocas almas grises le daban la espalda al futuro.
– Ha habido también detenciones y represión, ¿tenéis miedo?
– Sí, la reprensión en las movilizaciones es cada vez más común y muchas veces los mismos servicios de Estado son quienes generan disturbios para habilitar a la policía a reprimir. Sin embargo, las feministas hemos sido muy inteligentes y no ha habido respuestas que puedan generar peores consecuencias. Pero ya ha habido muertes en otras manifestaciones a manos de la policía, así que el miedo está pero no nos va a detener.

– A ti te ha cogido de vacaciones en Sevilla y has participado en el acto de apoyo este miércoles en Plaza Nueva. ¿Cómo lo viviste?
– Fue el momento más lindo de todas las vacaciones. Realmente me apenaba mucho no estar luchando en las calles, así que apenas me enteré de que iba a haber algo aquí, no dudé en sumarme. Fue un momento de encuentro muy bello, en donde me sentí muy bien recibida. Saber que hay personas de todo el mundo que están comprometidas con esta lucha es hermoso y me da más fuerzas para seguir luchando. Me siento muy agradecida de haber podido participar y de haberlas conocido.
– ¿Sentís que estáis apoyadas a nivel internacional por el feminismo?
– Sí, y desde el 8 de agosto mucho más. El mundo está siguiendo este tema -en los países en donde ya es legal con un poco de sorpresa porque parece increíble que todavía tengamos que luchar por algo tan básico como el aborto, y en los países donde todavía es clandestino como una pieza clave para que pueda extenderse en otras regiones-. Yo sé que esto va a suceder y que el feminismo es tan potente que atraviesa y transforma cualquier diferencia.
JUNTAS SOMOS PODEROSAS: Campaña Nacional contra las Violencias hacia las Mujeres
Ante los resultados en el Senado, decimos:
38 Votos No Acallan Más de 2 millones de Voces en las Calles
Desde la Campaña Nacional contra las Violencias hacia las Mujeres (CNCVM) repudiamos enérgicamente la actitud de lxs senadorxs de la Nación, quienes ante la posibilidad histórica de terminar con las muertes del aborto ilegal, en la madrugada del 9 de agosto de 2018 decidieron votar por perpetuar los negocios millonarios de la clandestinidad.
Decidieron, incluso, votar por la muerte de las llamadas “dos vidas”, ya que la no sanción del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo no modifica nada, no es una propuesta de algo diferente, solo perpetúa las mismas condiciones existentes.
También denunciamos la maniobra del Ejecutivo Nacional, a través de la vicepresidenta de la Nación Gabriela Michetti, quien con el apoyo de algunos medios masivos de comunicación desde la tarde vienen preparando el clima para un escenario represivo.
Así, luego de las 22 horas, cuando finalmente se votara, la represión fuera una profecía autocumplida. Y el 9 de agosto, la noticia central sea los supuestos “desmanes” y no la forma en que el Senado, con la presión expresa de las iglesias y las fuerzas más rancias del patriarcado, pretende detener la marea verde.
Pero la marea verde está alerta y activa.
Fuimos dos millones solo en la ciudad de Buenos Aires, somos cada vez más. Y, en las calles, la legitimidad para la interrupción voluntaria del embarazo ya se ganó. Por eso la frase “en las calles el aborto ya es ley” expresa que la sociedad está de acuerdo con la legalización. El Senado de la Nación, en lugar de representar la voluntad popular, pretendió perpetuar la opresión de las mujeres que cursan un embarazo no deseado.
Más allá de la resolución del Senado, este 2018 pasará a la historia porque por primera vez se llega a tratar en el Congreso de la Nación el proyecto de ley por la interrupción voluntaria del embarazo promovido por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
En las calles ya ganamos: porque se abrió un debate que hasta hace pocos años era tabú, circularon argumentos de salud pública, argumentos epidemiológicos, argumentos relacionados al feminismo, a la maternidad deseada, a la sexualidad y a la emancipación de las mujeres y personas gestantes.
Por eso, cada representante de la Cámara alta tendrá las consecuencias políticas de su voto negativo. El Estado que no legisla el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo es un Estado femicida, ya que las muertes por aborto clandestino son responsabilidad del Estado.
Desde la Campaña Nacional contra las Violencias hacia las Mujeres seguiremos en las calles por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y con la convicción de que la ola verde es una ola feminista en expansión, para terminar con todas las violencias.
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