La madre de Conchi Granado Lara, Mª Teresa Lara Moreno, dio a luz un varón el día 15 de noviembre de 1967 en el hospital de Las Cinco Llagas de Sevilla. El parto se produjo mediante cesárea a los siete meses y medio de gestación, por presentar la placenta previa y, siendo así, en todos los casos, el parto debe ser programado.
“El bebé estaba sano, sanísimo –explica Conchi– ya que mi madre el 8 de noviembre, una semana antes, había ingresado por urgencias porque tenía molestias, lo normal en un embarazo con placenta previa en el avanzado estado de gestación que se encontraba; pero, al día siguiente, le dieron el alta porque estaba todo bien, y le dijeron que hiciera reposo y que volviera por urgencias en el momento que se encontrase mal y ya le practicarían la cesárea”.
Nació vivo pero no se lo dejaron ver. “Mi madre se puso muy contenta al enterarse, porque siempre había deseado tener un varón y, mucho más, después de haber tenido tres hijas; pero el médico le dijo que el niño había nacido enfermo de corazón y estaba en la incubadora muy grave, así que no contase con él. Muy preocupada, mi madre quería ver a su hijo pero no pudo porque, según ellos, iba a sufrir mucho viéndolo en ese estado y no le convenía. Y por más que les suplicó, no se lo dejaron ver, ni a mi padre ni a mi hermana mayor que tenía 16 años en aquel momento”.
La madre de Conchi lloraba mucho y una monja le consolaba diciéndole que era mejor así, porque estando enfermo de corazón iba a sufrir mucho si hubiese vivido, y debía conformarse porque tenía tres hijas y había perdido lo que menos podía sentir. Y con mucha pena le dijo: “¿Y mi niño se va a enterrar sin ser bautizado? Ella le contestó que no se preocupara porque el cura del hospital lo había bautizado”.
Después, al padre y a la hermana, le enseñaron un bebé muerto, envuelto en gasas, al que solo se le veía la cabecita, y que no pudieron reconocer como suyo “porque no lo habían podido ver vivo”. Cuál fue la sorpresa, sin embargo, “que el niño tenía mucho pelo, y el tamaño de la cabecita no era el de un niño prematuro. Aunque todo les parecía muy raro, mis padres no podían imaginar que en el hospital central de Sevilla les fuesen a robar su bebé”.
La investigación
La pérdida de su hijo sumió a la madre de Conchi en una profunda depresión. “Quiso tener otro pero con 42 años, y teniendo que recuperarse de una cesárea, ya no pudo tener más. Mi madre ha conservado la cartilla del alumbramiento de su hijo como oro en paño y no lo ha olvidado ni un solo día”.
Hace unos 30 años, cuando algunos periodistas empezaron a hablar de bebés robados al nacer en algunos hospitales del país, recuerda, “mi hermana mayor nos comentaba que nuestro hermano podía ser uno de esos bebés robados y, en 2010, cuando se formó una asociación de familias afectadas por adopciones irregulares (ANADIR), nos informaron de los trámites a seguir”.
“La pérdida de su hijo sumió a la madre de Conchi en una profunda depresión”
Solicitaron en el hospital la historia clínica de su madre, en el Registro Civil, el legajo de aborto, y el registro de enterramiento en el cementerio San Fernando de Sevilla. “La respuesta del hospital fue que, en el Registro Oficial de pacientes, no figuraba ningún paciente con los datos que se aportaron, pues al cerrar el antiguo hospital en 1971 las historias clínicas fueron trasladadas y son atesoradas por la Diputación”. Entonces solicitaron la documentación a la Diputación, siendo muy poco lo que han podido conseguir. Por ejemplo, lamenta, “nos sorprende que no haya constancia sobre el ingreso de mi madre cuando se produjo el alumbramiento mediante cesárea; sin embargo sí está registrado el ingreso por urgencias el 8 de noviembre y su alta al día siguiente”.
La respuesta del Registro Civil fue que, “examinado el legajo de abortos correspondiente al mes de noviembre de 1967, no aparece ningún parte facultativo en relación al alumbramiento a que dio lugar Dª Mª Teresa Lara Moreno el 15 de noviembre de 1967”.
La contestación del cementerio fue que, “consultado los libros de inhumaciones del cementerio, del año 1967, no aparece ninguna inscripción con los datos de un varón, hijo de Mª Teresa Lara Moreno, nacido el 15 de noviembre de 1967”. Más tarde, tras solicitar en el cementerio poder acceder a los archivos de los registros de enterramiento, “pude comprobar personalmente que no existe ninguna inscripción ni con el nombre de mi hermano (Ramón Granado Lara), ni como feto varón hijo de Mª Teresa Lara Moreno. En definitiva, pudimos comprobar que nos habían engañado en todo”.
Denuncia
En enero de 2011, presentó la denuncia incluida en la famosa denuncia conjunta ante la Fiscalía General del Estado, denuncia que derivaron a la Fiscalía Provincial de Sevilla. Después de más de tres años, en mayo de 2014, “decretaron su archivo, según ellos por falta de pruebas, como ha ocurrido con la inmensa mayoría de los casos”.
A principios de 2015, relata Conchi, “conseguí hablar con el fiscal encargado del caso, José Escudero Rubio, para solicitarle la documentación que habían conseguido tras la investigación; entonces pude expresarle mi malestar debido a todos los fallos que contenía el decreto de archivo y la pésima investigación realizada, habiéndose perdido cuatro años con lo mayores que eran mis padres (casi 97 y 90 años). El fiscal me pidió disculpas y me dijo que podía presentar una denuncia ante el juzgado”.
Cuando le entregaron la documentación como resultado de la investigación, señala, “pude observar un parte de defunción en el que figuraba como causa de la muerte por prematuridad, causa que es inconcebible en un bebé sietemesino que pesó al nacer 1,600 Kg, y no coincidía con lo que siempre le habían dicho a mis padres. ¿Cómo puede ser prematuridad la causa de la muerte de un niño sietemesino que pesó al nacer 1,600 kg, si con ese peso sobreviven incluso sin necesidad de permanecer en la incubadora? Tenemos otro parte de defunción, que nos facilitó la Diputación, donde no se indica la causa de la defunción, ni está firmado por nadie”.
“Hay pruebas suficientes para no archivar el caso, pero la Administración del Estado no está por la labor”
Por otro lado, también preparó todos los documentos necesarios para presentar una queja a la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, enviándolo todo por correo certificado en abril de 2015. A los seis meses, aproximadamente, “me contestaron que tras estudiar el caso con toda la documentación había sido admitida a trámite, y que se pondrían en contacto con el Reino de España para que tomasen medidas y agilizaran las investigaciones”.
A finales de julio de 2015 Conchi presentó una nueva denuncia ante el juzgado, a través de la Asociación Sevilla Bebés Robados, defendida por el abogado Juan de Dios Ramírez Sarrión; denuncia que llegó a la Audiencia Provincial e, igualmente, “a los dos años fue archivada, en espera de que podamos conseguir y aportemos más pruebas, en cuyo caso se reabriría el caso”. Esta valiente y perseverante mujer señala “que hay pruebas suficientes, entre ellas la de que ni siquiera fue enterrado, por lo que deberían darlo como desaparecido y comenzar su búsqueda entre los vivos; pero la Administración del Estado no está por la labor”.
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